miércoles, 6 de diciembre de 2017

El rostro oculto de Marilyn XVI





Cap. XVI

“La vida es una fiesta para quien sabe vivirla”

José de Cádiz


Justamente el día que Marilyn se encontraba en mi casa llegó a visitarme Fabiola. Me desconcerté, pero recuperando el aplomo invité a mi novia a conocer a Marilyn. La actriz ya me había pedido antes que se la presentara. Después de una escena de celos aceptó subir a saludarla. Sabía que se moría de curiosidad porque ella la admiraba tanto como yo. Tuve buen cuidado de ocultarle que la rubia había pasado ahí la noche.

Fabiola, nunca se había mostrado celosa y era demasiado libre e independiente. Era lo que me gustaba de ella.  Nunca me exigió nada, ni me cuestionó en absoluto, excepto ese día.  Respetaba mi trabajo como yo el suyo. Como recepcionista hablaba fluidamente el inglés.  Le gustaba leer biografías de sus actores favoritos.

Abrí la puerta del cuarto y Marilyn se encontraba absorta leyendo en el sofá.  Levantó la vista y su mirada se cruzó con la de Fabiola quien se quedó pasmada contemplando el rostro agraciado de la estrella.  Efectivamente, esa muñequita tan linda era ella, no podía creer lo que veía. La actriz la saludó amablemente:

--Hola, linda, ¿la novia de Joe?

--Encantada de conocerla, señora.

--Por favor, llámame Marilyn.

--De acuerdo, Marilyn, ¿de vacaciones en Acapulco?

--Sí, amiga, vine a conocer sus maravillas.  El cine me absorbe y no tenía el gusto. Joe me ha llevado conocer sus playas que son de ensueño. ¿Por qué no te has unido a nosotros?

---Trabajo todo el día, y tampoco me han invitado.

--Quedas invitada. ¿Vives en este paraíso?

--Desde hace muchos años.

--¡Fabuloso! Me encantaría vivir aquí.

--Puedes venirte a radicar cuando quieras.
  
--Por el momento no puedo... tengo algunos problemas.

--¿?

--¿Algo de tomar? –Tercié en la plática--, tengo vodka, café, y jugo de naranja.

--Jugo de naranja, por favor –contestó Fabiola.

--A mí también –secundó la actriz.

Me dirigí a la cocina mientras se enfrascaban en una plática interesante sobre la carrera de Marilyn. Hablaron de sus películas y matrimonios. Fabiola era cinéfila de corazón y coleccionaba posters de sus actores favoritos. De pronto, la charla dio un giro inesperado. Fabiola preguntó:


--¿Es verdad que escribes un diario?

--Desde mi primer matrimonio. Ahí lo tienes.

--¿El famoso libro rojo?

--El mismo. Joe lo está leyendo.

--¡Lo está leyendo! Se supone que un diario es confidencial.

--No tanto.  Tarde o temprano el público lo conocerá. También leo las poesías de Joe.



--Precisamente, lo leía cuando llegaste, Fabiola –añadí.

--Lamento haberlos interrumpido.  Ahora con su permiso me retiro. Debo hacer algunas compras.  Un placer conocerte, Marilyn.

--¿Te vas? Me gustaría invitarlos a comer.

--En otra ocasión. Gracias de todas maneras.

Acompañe a Fabiola a la puerta. Discretamente me comentó:

--No sabía que eras confidente de Marilyn. Sigue leyendo su diario y luego me cuentas.  Que la pasen muy bien.

A Fabiola no le había gustado aquella complicidad literaria. Casi en seguida la diva me pidió la llevara a su hotel. Se sentía cansada por una noche de pesadillas y olvidó el diario en mi casa. Yo deseaba continuar su lectura pero tenía que seguir vigilándola. 

El comandante me mandó llamar y dijo que era conveniente que la actriz cambiara de itinerario. Que le sugiriera visitar Iztapa o Taxco de Alarcón. Después de lo ocurrido pensaba que la diva corría un gran peligro en el puerto. Me preguntó perspicaz:



--¿En dónde pasó la noche Marilyn?

--En mi domicilio.

--El reglamento prohíbe que un policía se tome esas libertades.

--Ella tuvo miedo de regresar a su hotel. Recuerde que la golpearon.

--Debiste reportarlo conmigo.

--Fue un error de mi parte, no volverá a suceder. Si ella acepta visitar otros balnearios le pido me asigné algunos elementos para trasladarla.

--Lo siento, tendrás que hacerlo bajo tu propia responsabilidad. Sólo cuentas con el permiso de llevarla. Otra comandancia te auxiliará allá.

La situación se estaba complicando. Hábilmente me estaban dejando el paquete de cuidarla. Mi superior no ignoraba que si algo grave sucedía a la estrella le costaría el puesto. Era mejor arriesgar un solo elemento. Una forma muy sutil de castigarme.



De todos modos fui hacerle a la actriz la propuesta. Tendría oportunidad de estar a solas con ella.

--Norma, ¿te gustaría conocer Taxco de Alarcón? Es una ciudad colonial preciosa. Nadie te molestará allá. Necesitamos despistar a tus adversarios.

--¿Qué tiene de particular esa ciudad?

--Hay hoteles campestres, restaurantes al aire libre.  En sus callejuelas típicas te trasladaras a la edad media.  Un ambiente totalmente diferente.

--¿No podré seguir conociendo las playas del puerto?

--En cuanto regreses podrás reanudar tus paseos.

--No dispongo de mucho tiempo. Me quedaré una semana más.

--Tiempo suficiente para divertirte, ¿cuándo te gustaría partir?

--Mañana mismo pero con una condición.

--¿Cuál?

-- Que nos acompañe Fabiola.

--Eso no será posible, ella trabaja diariamente.

--Entonces prefiero quedarme aquí. Únicamente cambiaré de hotel.

Marilyn podía tenía un carácter difícil. El comandante no quería cooperar y ella empeñada en hacerse amiga de Fabiola. Para colmo esta se había marchado muy molesta de mi departamento. ¿Aceptaría esa invitación?

Fabiola desconocía la situación tan delicada de Marilyn. Seguramente notó algo raro por haberla encontrado en mi casa.  Sería difícil convencerla de lo contrario. Por supuesto la actriz percibió su malestar. 
 
Me encontraba ante una disyuntiva, pero tenía algo a mi favor, la mentalidad abierta de Marilyn. A ella no le importaba mi noviazgo. Yo era una una aventura más. Un gesto generoso de su parte.

Me dirigí a casa de Fabiola, ese día no trabajaba.  Me recibió fríamente y sin invitarme a pasar. Le dije:

--Te traigo una invitación. Marilyn desea que la acompañes a Taxco de Alarcón.




--¡Ay Dios y qué tengo que ver con las vacaciones de Marilyn! ¿No te parece que haría mal tercio? –-contestó con ironía.

--Por favor, ella quiere ser tu amiga. Te comenté que corre un grave peligro en el puerto...

--¿?

Y le conté detenidamente su situación. No le omití ningún detalle para convencerla. Me escuchó con interés y al final dijo:

--No pienso convertirme en la protectora de Marilyn. Tengo que trabajar. La obligación de cuidarla es tuya.

--Comprende, ella se niega a salir de Acapulco.  Puedes convencerla ofreciéndole tu amistad. Aquí tienes su teléfono por si cambias de opinión.

Me retiré totalmente desesperanzado. Pero las mujeres son impredecibles y a otro día llamó a la diva para decirle que aceptaba ir a Taxco. Aclaró que no se iría con nosotros sino en su propio auto.  Entendí que tenía miedo y quería tomar precauciones. Yo sabía que no la pasaría muy bien con ellas 2 como amigas. Me sentía de alguna manera marginado.

Así las cosas dije a Marilyn que alquilaría un auto para trasladarnos a media noche a la ciudad colonial. Yo la esperaría a 2 cuadras de su hotel para evitar a los paparazis. Era conveniente ser discretos.

Terminando mi horario renté un jeep todo terreno y me fui a casa.  Tomé una cena frugal y me apoltroné en un sillón.  Palpé el diario con regocijo. Era muy afortunado por tenerlo a mi disposición.  Aún era muy temprano y leería hasta que llegara la hora de partir:

1 de abril, 1944

“Son las 9 PM y estoy desolada en mi cama. Jimi se ha marchado nuevamente al frente de guerra. Sus obligaciones como recluta lo reclaman. Se despidió de mí fríamente y ya no hicimos planes de nada. Traté de entregarle los 10 mil dólares que me dio el fotógrafo pero se negó a recibirlos. Le dije que mi intención era ayudarlo y sonrió con sarcasmo. Dijo que en las barricadas no necesitan dinero, ni tienen en qué gastarlo, tampoco permiso de recibir visitas familiares. Me siento decepcionada y con sentimientos de culpa. Presiento que no lo volveré a ver y que todo ha terminado para siempre.  Debo aceptar la realidad de mi desengaño. Hace un año todo era tan diferente. Jimi era cariñoso y complaciente conmigo. Me siento frustrada y sin esperanzas. Debo volver al trabajo cuanto antes o moriré de tristeza.

7 de abril, 1944

Hoy reinicié mis labores en la fábrica. Mis compañeras se alegraron al verme y yo también. Aún tengo esperanzas de recibir alguna carta de mi marido. Quizá no todo esté perdido y comprenda mi situación. Lo extraño mucho a pesar de todo. Ayer lavé y planché el uniforme sucio que me dejó, sus calcetines y ropa interior, la cama y sabanas aún huelen a su masculinidad. Fotografías, vasos, sillas todo me recuerda su presencia. A medio día comí con Clarita y le conté mis problemas. Me escuchó con simpatía y sugirió tomara las cosas con calma. Me invito a pasar unos días en su casa para olvidar mi decepción. "Eres joven y bonita, te sobrarán oportunidades", me animó. Me niego a aceptar el abandono de Jimi. Tantos recuerdos quedarán aquí sepultados. Pero no tengo alternativa y debo encontrar nuevos horizontes.



15 de mayo, 1944

Es claro que Jimi no quiere saber más de mí.  Me iré de aquí sin llevarme nada.  Ni siquiera una fotografía suya, ¿para qué? Si él ha dejado de amarme. No puedo vivir atada al pasado, debo ser fuerte y mirar hacia adelante.  Tal parece que los hombres adivinan mi situación porque me lanzan piropos en la calle.  Me gustaría ser tan fea como una cucaracha para no ser objeto de su morbo, ¡casi me desnudan con la mirada! Dicen mis compañeras que ahora puedo iniciar una carrera como modelo. Odio la idea por ser causante de mi separación. Pensándolo bien no tengo nada que perder y sí mucho que ganar. Mejor me gustaría estudiar actuación y llegar a ser una gran actriz. Cuando mi madre me llevaba a los estudios de cine donde laboraba yo soñaba con ser glamorosa. Siendo una niña me ponía sus zapatillas y me pintarrajeaba todita frente al espejo.  ¡Cuántas estrellas famosas deambulando por los pasillos! ¡Tantos vestuarios bonitos de los extras actuando!

21 de mayo, 1944

Parece que el destino me empuja al mundo de la farándula.  Este día al salir de la fábrica ya me esperaba el fotógrafo.  Me hizo una tentadora proposición: "Vengo hablar con Ud. de negocios. Necesito que siga modelando para la revista.  Le ofrecemos contrato de exclusividad y un curso para estudiar actuación. Llámame Ángelo, y estoy a tus órdenes". Me sorprendió la desfachatez con que me habló.  Por su culpa perdí a mi marido y ahora viene a continuar la tarea.  Apenas pude disimular mi contrariedad. ¿Le contarían mis amigas que mi marido me abandonó? ¿Intervinieron ellas para que me ofreciera un contrato? No sé lo que sucedió pero no voy a andarme con rodeos. Estoy harta de la pobreza cuando puedo aspirar a una vida mejor.  El técnico me dejó una tarjeta con esta dirección: “Agencia de modelaje S. A”. Trabajaré esta semana y el lunes me presentaré a las oficinas. Cuando menos ahí no ganaré el sueldo mínimo.



28 de mayo, 1944

Me presenté a la dirección indicada. Mis compañeras me desearon suerte y dicen que cuente con ellas para todo. Lamentablemente las oficinas estaban cerradas por ser fin de mes. Qué lástima porque me hice un nuevo corte de pelo y me lo pintaron de rubio. Ya no quiero ser la chica pelirroja. Espero que también cambie mi suerte. Trato de ser valiente porque la vida es demasiado ingrata. Siempre pensé que el matrimonio era un paraíso pero me equivoqué rotundamente.  Si supiera quién es mi padre con gusto iría a verlo. Así no me sentiría tan desolada. Me gustaría tener una familia con una linda abuelita, pero no tengo a nadie. Mi madre nunca mencionó a mi padre, ¿será un hombre apuesto, interesante? ¿Y qué tal si es un galanazo de Hollywood? Jajaja, no lo creo, ellos no serían capaces de abandonar una mujer embarazada.  Me hubiera encantado ser hija de Rodolfo Valentino y presentarlo como mi padre. ¡El astro de los años veintes era tan bello que las mujeres se desmayaban al verlo! 





9 de junio, 1944

Me presenté nuevamente a la agencia sin abandonar mi empleo. Me recibió un señor gordo y feo. Me preguntó sin tapujos--: ¿Eres la putita de Ángelo? Contesté: “Soy obrera y no soy la putita de nadie, hacer un desnudo no me convierte en una golfa". El tipo ni se inmutó y volvió a la carga: “Eres asalariada porque quieres con ese cuerpo y esa cara ganarías lo que quisieras. Vi tu imagen en la portada y francamente causaste sensación. Será que nunca habíamos publicado un desnudo total. Pero, al grano, te convertiré en la modelo mejor pagada si eres amable conmigo. La vida es una fiesta para quien sabe vivirla. Tendrás que acompañarme a reuniones, cenas, pasarelas. ¡Ah!, y ser discreta porque mi mujer es bastante celosa". Guardé silencio desconcertada. El sujeto me cayó mal por su vulgaridad. Me enfrento a un mundo totalmente desconocido. Hablaré con Ángelo mañana mismo.

10 de junio, 1944

Conversamos con el fotógrafo en un café. Le conté la propuesta del ejecutivo y sonrió diciendo: “No te preocupes, es el gerente publicitario, se cree un conquistador y trata de acostarse con cuanta chica conoce. Tú siguele la corriente y yo me encargo que sus pretensiones no se hagan realidad. Mira, en este medio debes estar prevenida y usar tu inteligencia. El director es más amable y considerado pero también es un casanova.  Hoy le hablé de ti y me sugirió ofrecerte un contrato. Le caíste bien y no ignora que eres un cheque al portador para la revista. Les dije que eres mi novia para evitar tentaciones. No te asustes, lo hago para que no te molesten. Yo te ayudo sin ningún interés.  A leguas se ve que desconoces el oficio. Aquí tienes un cheque y llámame cuando algo necesites. Tómalo como un préstamo, en cuanto te firmen un contrato ganarás una mensualidad.

15 de junio, 1944

Ángelo, se muestra generoso y condescendiente. ¿Será sincero o es pura estrategia para seducirme? Me confesó que es casado y que tiene dos hijos. Ayer empecé a tomar clases de modelaje pero las prácticas son extenuantes. Termino rendida y con la cara maquillada como una máscara. Parece que funcionó propagar que soy novia del fotógrafo porque nadie me molesta. Aunque me ven con suspicacia pensando soy su concubina. Ángelo es atractivo pero no me conviene un hombre casado. Es alto, fuerte y practica deportes. Ha sido honesto al decirme que tiene una familia. Me sugirió inscribirme a un gimnasio para mantenerme delgada. Ahí un profesor selecciona mis alimentos y adiós a los dulces y chocolates. Nada de grasas saturadas ni de comida chatarra. No sé si podré aguantar esta dieta, ¡con lo tragona que soy!  Me levanto a correr todas las mañanas y me miro frente al espejo. “Tienes que aprender a caminar de puntitas. Una modelo debe ser elegante”, repite el mentor.

 30 de junio, 1944

Hace días que no viene a verme el fotógrafo.  Tal parece que la tierra se lo tragó. Es natural, sus obligaciones como esposo lo reclaman.  Sigo tomado clases y asistiendo al gimnasio. En cada sesión me toman como 500 fotos. “¡Sonríe sensualmente!", “¡Nunca mires a la cámara!", “¡arréglate el pelo!”. Qué lata, pero tengo contrato de exclusividad y por hoy me pagan sin trabajar. Total, lo que menos me importa es posar desnuda. En la academia todas somos novatas pero hay envidias y malas voluntades. Hoy se presentó una nueva a la que apodan: “la bomba", y se murmura que es prostituta. Quiere ser una top model pero se viste y maquilla exageradamente. Es morenita, de ojos verdes, y tiene un cuerpazo. Me sonrió con simpatía y creo que nos caímos bien.  Me saludó al estilo texano: "¡Eh güerita!, ¿probando suerte en las pasarelas? Llámame Amirka, soy de Dallas, Texas".  Me invitó a comer y comentó que estudia psicología en la universidad. Trabaja como masajista, para mantener su carrera, pero aclara: "No te confundas chica, yo hago mi trabajo, pero si me gusta el tipo me acuesto con él. Por supuesto, ¡eso le cuesta mucho dinero!  ¿Para qué quieres un cuerpo bello si no vas a utilizarlo?", concluyó.




10 de julio, 1944

Ángelo me llevó en su auto a la escuela y le conté de mi amiga Amirka.  Me dijo que tuviera cuidado y quiere conocerla. "Necesitas relacionarte pero debo cuidar tu círculo de amistades. En dos meses estarás lista para las pasarelas". Se comporta como un caballero pero creo que trata de manipularme sutilmente. Me atraen los hombres fuertes que hablen con la verdad. Me aconseja y ayuda en todo lo que puede.  No me enamoraré de él aunque sea guapo.  Los hombres no merecen ninguna consideración. En las noches no puedo evitar acordarme de mi marido. Extraño sus besos y su cuerpo bien formado. Todo mi ser reclama la presencia de un hombre. Deseo amar y ser amada. Mañana iré al cine con Amirka a ver una película de Johny Westmuller, “el hombre mono”, se exhibe con un taparrabo en su película “Tarzán”, que es todo un éxito.

28 de julio, 1944

Amirka, es simpática pero demasiado ambiciosa. Me contó que un productor de cine le propuso hacer una película porno.  --¿Qué es eso? Le pregunté. Me dijo: "¡No seas ingenua mujer! Son películas para caballeros de hombres y mujeres haciendo el amor. Te pagan miles de dólares por una hora de acción. Una cantidad que no ganaría nunca como masajista. Estoy pensando seriamente en aceptar la propuesta. Lo que gano en un mes me lo pagarán en un día fingiendo orgasmos. Total, la reputación a mí no me da de comer. Haré lo que sea necesario para triunfar. ¿Te gustaría acompañarme el próximo domingo a hacer un casting?". Casi me da un infarto cuando me pidió acompañarla. Si posar desnuda me costó el matrimonio por fingir orgasmos me llevarán a la cárcel. --No, gracias, -le contesté- pero acostarme con desconocidos no me atrae. Me impresiona su audacia para perseguir sus sueños. Me conformo con ser modelo y ganar lo necesario.

 5 de agosto, 1944

La vida cotidiana es demasiado monótona. Llevar un diario me sirve de catarsis. No sé que sería de mí si no estudiara en la academia. Después de clases nos vamos a caminar con Amirka. Otras veces vamos al teatro o conversamos en un café sobre cualquier tema. Me contó que tiene novio y que es un tigre en la cama. Almuerzo y como fuera de casa. Duermo bien, leo mucho, y trato de plasmar mis sentimientos en poemas. Estoy leyendo una novela romántica que me fascina: “Madame Bobary”, y me identifico mucho con el personaje femenino. No se arredra ante nada para obtener poder y riquezas. Con la literatura podemos asomarnos a otros mundos. Conocer ambientes, situaciones y personajes admirables. En la mañana antes de irme a la escuela anoté: “La vida es una aventura fascinante/ dulce como la miel y dolorosa al mismo tiempo/ dos mundos contrapuestos que se mezclan y confunden/ La felicidad y el sufrimiento, cabos sueltos de la existencia”.

Mi reloj marcaba las 12 PM en punto. Era hora de pasar a recoger a Marilyn.  Muy a mi pesar tuve que cerrar el diario. Lo metí en un maletín para entregárselo a la actriz. Quizá en la ciudad colonial me permitiera seguirlo leyendo. Sentía vivamente la emoción de la aventura.






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