viernes, 8 de mayo de 2015

EL GENIO DE FRIDA KAHLO




                                                         
                                ¿"La ley del mal saca bien"?





José de Cádiz


Cuando Frida Khalo sufrió el accidente del tranvía, en 1925, nunca imaginó que esa tragedia la impulsaría a pintar durante su convalecencia.  El infortunio, pero también la notoriedad, marcarían su estrella desde niña. A los 6 años contrajo una poliomielitis que le dejaría graves secuelas. Debido a ello tuvo dificultades para caminar y usaba faldas largas.  "Me retrato a mi misma porque paso mucho tiempo sola, y porque soy el mejor motivo que conozco", dijo en cierta ocasión.









En el mundo del arte es bien sabido que para que el genio aflore necesita conocer el sufrimiento y la angustia. También la soledad como detonante que obliga a los artistas a expresar sus fantasías. Una alma atormentada se estremece y vibra anhelante por escapar al infinito.  Hay quienes encuentran un remanso de paz en la fe en Dios y los menos buscan una salida por la puerta falsa.  Pero Magdalena Carmen Frida Khalo, era demasiado fuerte, para tomar una decisión tan cobarde.








En lugar de eso muy joven se casó con un pintor y olvidó a Alejandro Arias, su ex novio, que la abandonó al sufrir el accidente de tránsito.  En la legendaria preparatoria de San Ildefonso conoció a Diego Rivera que la ayudaría a proyectarse internacionalmente.  Se casaron, en 1929, y fueron una pareja polémica durante toda su vida.  Frida, aún tuvo tiempo para participar en la lucha social a través del Partido Comunista Mexicano.  Era una fiel defensora de causas justas aunque ella siempre gozó de una posición económica desahogada. También abogaba por la flora y por la fauna.







Se habla mucho de su bisexualidad, de su afición al tequila, a la comida mexicana.  Aunque de seguro cuando pintaba jamás imaginó que se convertiría en un icono del arte universal.  Por supuesto, la fama de Diego la hizo brillar como un Sol y fueron un matrimonio tormentoso como cualquier otro. Alternó con grandes artistas e intelectuales de su época: André Bretón, Dolores del Río, Chavela Vargas, León Trotsky, Orson Wells, Tina Modotti, María Félix, etc.





Orgullosa de su estirpe mexicana aunque por sus venas corría sangre española, india, y alemana.  Lucía con gran señorío los trajes típicos de la cultura mexicana.  Hasta el día de su muerte nunca dejó de amar a Diego y la Casa azul de Coyoacán es uno de los museos más visitados de México. Se puede sentir su presencia en cada rincón, se puede respirar su aliento, y palpar esa energía que la convirtió en una de las pintoras más reconocidas y emblemáticas del orbe.






En su honor se han escrito infinidad de libros, artículos, y se han filmado películas que la retratan fielmente, tal como a ella le gustaría ser recordada. Cuentan los psíquicos que por las noches las almas de Frida y Diego deambulan por la Casa azul cuando todo ha quedado en silencio. Conversan , preguntan, bromean, y por supuesto riñen algunas veces. 

Frida, pregunta a Diego--:

 --¿Con quién te acostaste anoche, panzón?

--Con nadie, mi vida, con nadie, estuve pensando en ti.

La pintora, sonríe, con mal disimulada resignación y contesta:

--¡Vete a que te lo crea tu abuela, putañero infeliz!













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