La apertura a otras maneras de pensar y vivir es provechosa para los individuos y las comunidades. Compartir ideas y experiencias supone un enriquecimiento y la posibilidad de caminar hacia nuevos horizontes. En este sentido, el libro de la sabiduría es una ventana abierta a la cultura griega y en consecuencia una importante aportación a la vida cultural y religiosa universal.
El libro de la sabiduría está considerado como el último del Antiguo Testamento en cuanto a su elaboración. Su lengua original no fue la hebrea sino la griega. Con todo, los recursos literarios proceden de ambas culturas y se combinan armónicamente. Se escribió probablemente en Alejandría, Egipto:
Elogio de la sabiduría...
Les voy a exponer qué es la sabiduría y cuál su origen:
No les ocultaré sus secretos; desde sus orígenes buscaré sus huellas, pondré en claro lo que se sabe de ella, sin pasar por alto la verdad. No me dejaré acompañar por la envidia que corroe, pues nada tiene que ver con la sabiduría. El mundo se salvará si hay muchos sabios, y un pueblo prosperará si tienen un rey prudente. Por lo tanto, déjense instruir por mis palabras, y sacarán provecho de ellas.
Yo también soy un mortal, como todos los hombres, y descendiente del primero que fue formado de la tierra. De carne fui modelado en el seno de mi madre; durante diez meses fui tomando consistencia en su sangre a partir del semen paterno y del placer que va unido al sueño. Al nacer, también respiré el aire común; y, al caer en la tierra que a todos nos recibe, lo primero que hice, como todos, fue llorar. Me criaron con cariño entre pañales. Ningún rey comenzó de otro modo su existencia, pues el comienzo y el final de la vida son iguales para todos.
Valoración de la sabiduría...
Por eso rogué, y me fue dada la prudencia; supliqué, y vino a mi el espíritu de la sabiduría. La he preferido a los cetros y a los tronos, y al lado de la sabiduría en nada he tenido la riqueza. Ni siquiera la he comparado a la piedra más preciosa, pues todo el oro ante ella es un poco de arena, y a su lado la plata no pasa de ser barro.
La he amado más que a la salud y a la belleza, la he preferido a la misma luz porque su resplandor no se extingue. Todos los bienes me han venido con ella, tiene en sus manos riquezas innumerables. Son fuente de alegría, porque los trae la sabiduría, aunque yo no sabía que ella era su origen. La aprendí con sencillez, sin envidia la comparto y no escondo a nadie sus riquezas. Porque es para los hombres un tesoro inagotable, los que la adquieren se ganan la amistad de Dios y quedan recomendados por los dones de la instrucción.
El autor pide de Dios la sabiduría...
Que Dios me conceda hablar con inteligencia, y tener pensamientos dignos de sus dones, porque él es quien guía la sabiduría y quien dirige a los sabios. En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, toda prudencia y toda habilidad. Él me dio la verdadera ciencia de las cosas, para conocer la estructura del mundo y las propiedades de los elementos: el principio y el fin de los tiempos, los sucesos de los días y la alternancia de las estaciones, los ciclos del año y las posiciones de los astros. La naturaleza de los animales y los instintos de las fieras. , el poder de los espíritus y los razonamientos de los hombres, la variedad de las plantas y las virtudes de las raíces.
Todo lo que hay, oculto y manifiesto, lo he llegado a conocer porque me lo dio la sabiduría, creadora de todo.
Extraído del libro de La sabiduría: Último que se escribió en La biblia.
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