viernes, 1 de abril de 2022

El rincón del esoterismo



Más allá de la muerte


Cádiz  Molina

La muerte es una ilusión.   En realidad nadie muere.  La consciencia o alma sobreviven.   Simplemente abandonamos la envoltura física .   Alma y espíritu son inmortales.  Los fallecidos se trasladan a la IV dimensión o mundo etérico.  Quien teme a la muerte es porque desconoce tales dimensiones.  Si supiéramos lo que nos aguarda nos iríamos contentos.   Perderíamos el miedo a otros planos de consciencia.

La cultura más avanzada del universo


La cultura maya era de origen Atlante.  Los mayas sabían cuando iban a desencarnar y dejaban todos sus asuntos en orden.  Una cultura científica y espiritualmente avanzada.  Mayas y egipcios descienden de un mismo tronco común: La Atlántida.   A los mayas los podemos encontrar con toda su sabiduría en el mundo etérico (IV dimensión).   Donde no existe el tiempo ni el espacio.   Pueden vivir cientos de años acorde a sus necesidades y tareas de vida.



Antropólogos y arqueólogos pretenden estudiarlos con los sentidos físicos,   pero es con los sentidos del alma como los encontrarán.   Sé los digo yo que he podido acceder a su mundo.  Los hombres de ciencia repiten incesantemente: “desaparecieron misteriosamente”.   Hacen conjeturas equivocadas sobre la civilización más avanzada del universo.  Se fueron al lugar que les correspondía acorde a su nivel evolutivo.



Pues, bien, en una ocasión durmiendo accedí a la IV dimensión y tuve ocasión de encontrarlos.  Comprobé lo que siempre había pensado.   Que estaban en otros planos de conciencia y no habían desaparecido jamás.   Ellos sabían que se avecinaba la llegada de los españoles y vendría una época de oscurantismo y esclavitud.   No quisieron presenciar el saqueo despiadado de México a merced de vándalos codiciosos.

¿Qué vi en la IV dimensión? 

 


Continúo, de pronto me vi caminando en Chichén Itzá.   En dirección a la pirámide al llegar sentí el impulso de ascender los escalones.   Era de noche y lo recuerdo nítidamente.  A cierta altura, había una pequeña plataforma con dos grupos formados en fila india.  Son altos y no bajitos como los describen los códices.   Tenía que caminar en medio de ellos y no sentía temor.  Con el codo y sin mirarme me indicaban que siguiera adelante hasta el cénit.  Al tocarme sentía una especie de leve descarga eléctrica.  Ellos vibran a una frecuencia más alta que yo.  Sabemos que en la cúspide realizan sus rituales y se comunican con los Dioses (estrellas).

 


 ¿A dónde van los difuntos?

 



Los dolientes lloran pensando que jamás volverán a ver a sus fallecidos.  Tarde o temprano nos encontraremos con ellos en la eternidad.  A la III dimensión venimos a entrenarnos para una vida más gloriosa.  Estamos de paso en este breve viaje sin equipaje ni hoteles de 5 estrellas.  Como quien cursa un grado más de estudios.   A esta conclusión llegaron los más de 2000 entrevistados del psiquiatra, Raymond Moody.   El investigador originario de Georgia, EE.UU escribió un libro que revolucionó el concepto de muerte. La mayoría de ellos fallecieron súbitamente, de  Infartos, caídas, derrames cerebrales, o accidentes de tránsito. Vieron su vida en retrospectiva desde su nacimiento hasta el final.  Tuvieron la fortuna de regresar y cuentan lo que encontraron del otro lado.   Sus coincidencias son asombrosas.


En 1975, Raymond Moody, escribió la obra titulada: “Vida después de la vida”. Rápidamente se convirtió en un referente sobre lo que hay más allá de este mundo.  Se le ocurrió entrevistar a esas personas que fueron declaradas clínicamente muertas.   Los médicos o familiares lamentaban: “Se nos fue.  No hay nada qué hacer”.   Pero para su buena suerte regresaron y nos cuentan lo que presenciaron.

Concuerdan en que veían su cuerpo inerte mientras levitaban encima de la habitación.  Ya fuera del hospital o del propio hogar.   Los doctores y enfermeras trataban de reanimarlos.  El tiempo sin latir de su corazón va de los 15, 20 o 45 minutos.  Amigos y familiares lamentan su partida.   En cierto momento el difunto se eleva y ve su tierra, su país y los continentes alejarse.   Por fin fin llega a  un túnel oscuro y al final una luz esplendorosa.   Se sumerge en el sin resistencia.   Aquella luminosidad lo envuelve amorosamente sintiendo una gran beatitud.   El alma no ignora que está frente a Dios.  Se hinca reverente.



Siente tal regocijo que ya no quisiera regresar a la tierra.  En ese lugar no existen sufrimientos ni desengaños.  En algún momento  ve a familiares y amigos extendiéndoles sus brazos.   Otros ven al mismo Jesús de Nazaret.   Todos con una actitud fraternal y cariñosa.   Antes de llegar allá una voz amable les ordena:  “Aún no es tiempo y debes regresar”.   La comunicación es mental.  Muy a su pesar obedece la orden.

Al bajar encuentra su cuerpo inerte y los doctores luchando por reanimarlo.  El desencarnado suplica que por favor lo dejen allá pero se percata que no es escuchado ni puede tocarlos.   Tampoco ellos los ven porque es otra dimensión.   Contra su voluntad vuelven a la vida tridimensional.   Lo interesante es que tanto ateos como creyentes cambian su percepción de la vida.   Transformados moral y espiritualmente ahora ya saben que hay una vida eterna mucho más gloriosa.  Ya no les importa el dinero, ni el poder, ni la fama.   Saben que son cosas transitorias que a nada conducen.  Dejan de temer a la muerte.   Ahora vivirán para amar al prójimo.  Y contarán lo que encontraron en ese lapso de tiempo. 

 


A partir de este libro se abrieron una serie de investigaciones que llegaron a la misma conclusión.   Hay vida después de la muerte.   Tenemos que prepararnos para la eternidad que nos aguarda.  Se hicieron películas, documentales, más libros, revistas, etc.   Los medios hablaron poco del tema por ignorancia.   La ciencia desacreditó el libro.   Los científicos no creen en nada que no puedan ver ni tocar.  A pesar de las evidencias la ciencia sigue dando explicaciones absurdas.   Que son alucinaciones o reflejos del inconsciente.  Que las neuronas y la percepción se alteran con la muerte.  Equivocaciones garrafales porque el hombre que medita y ora despierta sus chacras y accede a otras dimensiones.  Cuidando su alimentación y ejercitando su cuerpo para mantenerse joven.

 52,600 Hombre Meditando Imágenes y Fotos - 123RF

En fin, como los antropólogos no creen en los sentidos internos están completamente errados.   Ha sido siempre la postura científica aunque posteriormente se rindan ante las evidencias.  Nicolás Copérnico, y Galileo Galilei, afirmaron que la tierra y los planetas se movían alrededor del Sol, y "La Santa inquisición" los excomulgó.   Actualmente es una verdad irrebatible por la Astronomía.  ¡Ah, si los científicos fuera más abiertos a la Percepción Extrasensorial!

GALILEO GALILEI

Leonardo de Vinci, expresó que el hombre volaría y lo tildaron de loco.   De todos los inventos modernos, Julio Verne, habló de ellos en sus libros, en el siglo IXX.  La ciencia siempre ha sido un obstáculo para lo que no comprende.   La metafísica tiene su parte de verdad y no miente ni desacredita a nadie.   Los científicos relegan al escarnio a quienes se atreven  a dar un paso más allá.   Galileo Galilei,  Nicolás Tesla,  Copérnico, Leonardo de Vinci,  Julio Verne,  y un largo etc.  Quienes investigamos el tema a profundidad no tenemos la menor duda.   Mientras tanto los incrédulos que sigan debatiendo y polemizando.  Hay una verdad irrebatible: Existe Dios y hay vida después de la muerte.


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos  el fuego de tu amo… | Fotos de alas de ángel, Fotos del espiritu santo,  Fotos del cielo


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