lunes, 28 de junio de 2021

 

¡La  dicha  en  la madurez!


                                  

                                    ¿Bailamos?



 Cádiz Molina

 

¿La gente mayor  puede ser dichosa?

Por supuesto  que  sí.  Siempre y  cuando el cuerpo mantenga  su  fortaleza y  vigor sexual.  La testosterona es la hormona de la juventud.   Mientras  el cuerpo la siga  produciendo se mantiene  la piel radiante y  seductora.  La pareja se comprende en  todos los aspectos.  He  ahí   el secreto  de la  felicidad.   Cuando  la libido y  la ternura  no desaparecen nunca.   Una esposa prudente y  cariñosa es  un  tesoro invaluable para  su  marido.   Lo  ama y  respeta. Él  hace  de  ella su  razón   de vida.

El amor debe cultivarse a diario.

Lamentablemente no siempre es así.   Hay   parejas que no  se entienden  y  viven  peleando.  Son los  llamados matrimonios  karmicos.   Pronto viene el desengaño y  la separación.  Un fracaso matrimonial desestabiliza  a  cualquiera.  Todos anhelamos encontrar  nuestra  alma  gemela.  Mientras  no la conozcamos nunca seremos felices en  el amor.  ¿Y  qué  podemos  decir  de  las  personas solteras?  Pueden  ser  más  dichosas  que  las  casadas.  Son  libres y tienen noviazgos sin  compromiso.  El matrimonio  conlleva  responsabilidades  que no  siempre queremos afrontar.






¿A  qué  se llama la  edad madura?

Al tiempo cronológico y  emocional.  Aunque hay  personas   que  nunca  maduran aunque  tengan   70  años.  Una  vida  sosegada  es  la mejor característica.  Va de los  40  a los  70  años.    Puede iniciar  antes o después dependiendo de la naturaleza de  cada  quien.  No todos  poseemos los mismos genes.  Hay  quienes   el tiempo parece no  hacer  estragos.

Pero dejando  las conjeturas a  un  lado  digamos  que  los individuos maduran  cuando reflexionan  sobre la  existencia.  Saben lo  que  quieran y  enfrentan  con  estoicismo los golpes  de  la  vida.  Los jóvenes toman  la vida muy a  la ligera.  Dicen que  a un hombre  las  canas lo hacen más interesante.   Una  dama con  la cabeza  blanca  pierde  todo  su  atractivo.   Las féminas maduran   más pronto.   Llega  la  menopausia  y  dejan  de  ser fértiles.   Los hombres pueden serlo  a  cualquier edad.  Un  muchacho  de  15  años  aún  luce  desgarbado.  Una  quinceañera es toda una mujer. 

¿La madurez nos trae  la maestría?

Sería de   esperarse.  A  esa edad somos expertos en  nuestras  actividades.  En el amor, en actividades sociales y culturales.  Adquirimos habilidades con la experiencia.  Nos volvemos cautelosos y  analíticos.  Antes  de tomar  decisiones importantes lo  pensamos dos  veces.  No  reaccionamos impulsivamente.   Hemos llegado a la edad dorada.



Conservamos  equilibrio emocional. Los sentimientos y emociones se mantienen bajo  control. Somos más  respetados y  escuchados.  Máxime si aportamos  conocimientos en algún sentido.  Si tienes un  patrimonio serás doblemente admirado. En nuestra sociedad materialista,   equivocadamente,  tener dinero es sinónimo de  estatus.  Podemos  ser  dichosos con  lo  elemental.  Hombres y  mujeres  mayores  mantienen  su  atractivo sexual.  Inclusive, pueden  volver a casarse.  A  veces  entran en juego intereses  económicos.

La  rutina  y  el hastío  de  la  pareja.

Se  acostumbran  tanto  a la  convivencia  mutua que  pierden  el interés.  Todos los matrimonios  tienen  desavenencias  pero  las superan  con  inteligencia.  Necesitamos un  espacio propio  para no sentirnos  abrumados.  Estar  solos  es bueno para  la  salud  mental.    Resulta  fatal cuando las parejas se  lastiman  y  se  pierden   el  respeto. Señal  que  se ha terminado el amor.   Viene la infidelidad o  desintegración   familiar.  Quien  ama  de verdad no tiene ojos  para  nadie más.  Los   adúlteros son personas inestables.   Vacías.




El matrimonio  solo es una faceta  de la dicha.

Hay  otros factores igualmente  importantes.  La salud,  el  éxito, la  armonía, la creatividad, multiplican  el entusiasmo  por  la  vida.   Mantener metas a  cualquier edad.  Ser  detallistas  con  la  pareja y  aceptarla  tal  como  es.  Es  obvio  que  nadie es perfecto. Un adulto  sin  esperanzas le llega la decadencia.  El ocio nos mata  lentamente  las neuronas. La felicidad se  compone de  pequeños instantes  eslabonados.

¿Somos más comprensivos en  la madurez?

Debiéramos serlo.  Poseemos toda gama de experiencias.  Apreciamos  el gozo y  valoramos  el sufrimiento.  Los desengaños  nos hacen  mejores  soldados.    Perdemos  el temor a la vida  y  a  la muerte.  Vemos  el lado positivo en cada circunstancia.  Finalmente, nadie  se lleva  el carro  completo de  la dicha.  Siempre hay  algo que  nos  hará  falta.

¿Tenemos lo  que  merecemos?

Sin  duda.  Es  un  axioma universal.  Hay  quien  tiene dinero pero le falta  salud.   Otros están  sanos  pero privados  de su  libertad.  Hay  quien tiene  una familia armoniosa pero no un  trabajo prospero.  Siempre  hay cosas que se nos dan  en  abundancia. Quizá  inteligencia,  valor, talento, belleza, un  corazón  generoso.  No debemos  envidiar ni  compararnos con  nadie.  Tenemos lo  que hemos sembrado. Ni más ni menos.

 ¿Has  pensado en  todo lo  que  posees? 

Si  haces un balance honesto saldrás ganando.  Tal vez  fama,  libertad, fortaleza interna, disciplina, voluntad férrea, amor?  Hay  quien  es  dichoso sin  necesitar nada  de esto.  El júbilo brota  del corazón  y  no de lo externo.  No debemos preocuparnos  de lo que  carecemos. Podemos enfocar  mejor nuestras  metas.  Aprender  de los  errores.





¿Todos los maduros  somos  centrados?

No siempre es así.  Podemos cometer locuras  a cualquier edad.  Tropezar o perder la perspectiva.  Enamorarnos  de una  persona más joven.  Cambiar de ciudad o  de profesión.  Experimentamos cambios en todos sentidos.  Podemos Fracasar muchas veces  hasta  que  damos  en  el clavo.   “El  camino hacia  el éxito está empedrado de fracasos”.  Nunca perder  la fe en  nuestros talentos.  Agarrarnos  de la mano de Dios.

La vida es un desafío constante.

Venimos  al mundo a aprender.  Los desengaños templan  nuestro carácter.  Podemos enfermarnos gravemente y  no morir.  Caer y volver a levantarnos.  Hay  una lección  en  cada  tropiezo.  En  el mundo hay  dos  clases de  personas: Las que hacen  algo y  quienes se dedican a  contemplar lo  que otros hacen.  ¿Tú, a  cuál perteneces?




La madurez, está  gobernada  por Saturno.

Cronos –el planeta  del tiempo- es  el  gran maestro. Nos  trae  responsabilidades y disciplina.  Nos obliga  a  pagar nuestras  deudas de  vidas pasadas.  Enfermedades,  pobreza   extrema, desilusiones,  desamor, etc.   Es  el  planeta  de la justicia.  Somos  una  partícula  infinitesimal del  basto universo.  Contemplamos un  cielo tachonado  de  estrellas.   Llegó la hora  de saber quiénes somos, a  dónde vamos.   Acercarnos a Dios a quien  rendiremos cuentas  algún día.  Cuidar  nuestra  alimentación.  Hacer ejercicios para  mantenernos  fuertes,  sanos. 

Somos una máquina perfecta.  Un automóvil necesita  mantenimiento  y  el físico también.  Siempre  que no hayamos malgastado nuestro  capital  de   vida  con  vicios.  Nos aguarda una madurez tranquila.  Nuestras facultades creativas se mantendrán firmes. Estaremos  en la vereda de la buena fortuna.  No hay nada  más estimulante  que una  persona con  alegría de vivir.  Bromista,  mesurada, bailadora, sincera, ecuánime.  Es  un ejemplo vivo para  los  demás.

El  Sol  proporciona la  alegría de vivir.

  Sin  su  luz  únicamente habría  tinieblas.    Gobierna  la generosidad  y  fortaleza.  La virilidad y  expansión de la conciencia.  En las culturas  antiguas  era  el símbolo  del Padre o  gran Logos solar.  Todos los planetas giran alrededor de el.  ¿Tienes  una  idea  de su  importancia?




Es  maravilloso ver  sus  fulgores  reflejados  en  el campo.  Los rayos  caen en  las hojas como serpentinas  de  oro.  Agradecer  diariamente  por  estar  vivos.  Algunas  veces  contemplamos  los  7  colores  del arco  iris.   Es  un  regalo  del cielo  apreciar  la  aurora  y  el ocaso.   La  epifanía  se ve mejor desde el cenit.  Cuando tengas un problema  sube  a  la montaña más alta. Al descender te sentirás más ligero  y  sosegado.  Verás  que  sobredimensionaste el problema.  Aparecerá  la  solución.

Las personas altamente espirituales  contemplan  el microcosmos y  el macrocosmos. Aprecian  mejor el lenguaje  del corazón.   No le dan  importancia a las cosas materiales.  Saben  que  ahí no se encuentra  la felicidad  sino en lo interno. Es la  capacidad de dar  sin  esperar nada  a  cambio.

 Si  en  una  vida  anterior hicimos mucho daño  no encontraremos  la  felicidad  en  la  actual. Podemos  pedir perdón y  regenerarnos. Hay  karmas pesados  como la ceguera, la locura, la mendicidad, el cáncer, etc.  Todo queda  registrado  en  el libro  de  la  vida.  La actual es una oportunidad  para  pagarlo.  O para  recoger el  fruto  de las buenas   acciones.   “Haz  obras buenas  para  que  pagues  tus  deudas”.

 

Escribo  con  el corazón...  


"Pensar  alto, sentir hondo,  y  hablar claro".

 

 

 

 

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