
José de Cádiz
Nunca pensé encontrarme en el campo con aquel ser sobrenatural. Me llamó con la mano y lo seguí. Su estatura es pequeña, el pelo platinado, y la piel color marfil. Su voz como gravada en perfecto español. No sentía yo miedo sino una enorme curiosidad.

Había leído mucho sobre Ufología y de alguna manera presentía ese encuentro. Me subió a una nave redonda con luces multicolores en derredor. En el interior, una mujer con sus mismas características, nos aguardaba. La dama me preguntó casi leyendo mi mente:

--¿Te gustaría conocer otras galaxias?
--Creo que sí... pero, ¿de dónde son ustedes?
--De Júpiter. Viajamos a la velocidad de la luz.
--¡Es un planeta gigantesco! Los astrólogos le llaman la fortuna mayor.
--En efecto, somos muy afortunados.
--¿Cómo es que hablan en castellano?
--Nosotros hablamos todos los idiomas, y podemos leer el pensamiento, comunicarnos telepáticamente.
--¡¡!!
Enseguida intercambió unas palabras con mi acompañante. No entendí muy bien pero creo le comentó que era hora de partir. Sin poder explicarlo caí en un profundo sueño. Cuando desperté tenía un traje como de escafandra. Me cambiaron como a un niño y la vergüenza que sentía impedía moverme.

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