Secretos de la  felicidad mexica.
Cádiz Molina
Filosofía azteca.
“¿Hay alguien que no desee la felicidad?”. Tlatoani.
Pocos investigadores abordan temas tan interesantes como la sabiduría de las culturas prehispánicas. En el valle de México, había filósofos y artistas, educación formal para enseñar valores e ideas profundas sobre la vida, lo cual fue plasmado en exhortaciones y diálogos. Explica el Institutohistórico.org: “Existían dos escuelas, El Calmecac, y El Telpochcalli. La primera, era para las elites, poderosos y noblez, en donde recibían educación formal en historia, astronomía, música, filosofía, religión, gobierno, economía, hábitos de limpieza, todo basado en disciplina y valores morales. Ahí se preparaba a los jóvenes para sacerdotes, guerreros, jueces, senadores, maestros, gobernantes, pintores
Algo muy  importante 
era  que  los gobernantes  realmente 
se  ganaran  ese 
puesto y  estuvieran  aptos 
para  el cargo.  La 
educación  era  demasiado estricta. Por las mañanas los  jóvenes 
recibían  baños  de 
agua  fría,  hacían 
penitencia  y  rituales 
de  purificación, trabajaban  duro. 
Se  castigaba  severamente a 
quien  cometía  faltas. También  se 
instruían  en  los 
quehaceres  cotidianos  del campo, en 
la construcción  de  obras 
públicas, el  cultivo  de 
las  bellas  artes 
era obligatoria.
Por  otra 
parte, la institución 
educativa  del  Tepochcalli, era  para 
todo  el  pueblo y 
había  una  escuela 
en  cada  barrio. 
La  educación  y 
el  respeto  a los 
mayores  eran  de los 
más  importantes y  cuando esto se  desobedecían, los niños y  adolescentes 
rebeldes  eran  castigados.  Las mujeres 
aconsejaban a  las  hijas, 
y  los varones  instruían a 
sus  hijos.  Niñas 
y  niños  aprendían 
conductas  diferentes  y 
adecuadas para  cada  sexo.  
Quienes  tenían habilidades para  la  pintura,  eran 
los  encargados  de 
registrar  la  historia 
en  códices, los  alumnos 
del  Calmecac debían  dominar los 
giros  literarios del náhualtl,  y 
conocer  las  creaciones 
poéticas  de los antiguos”.
Nuevamente  leemos 
en  El códice  florentino:  “Antes 
de asumir  su  cargo los 
Tlatoanis (emperadores)  mexicas  repetían 
como parte  del protocolo un  discurso en 
el que  se  especificaba la manera  en 
que  debía  vivir un 
representante  del pueblo,  que 
había  aceptado la  responsabilidad de  ser defensor 
y  sustentador de  su 
gente. Se  describía  la función 
de forma muy  poética: “Debe 
ser  como el árbol  de 
Ciprés en  el cual las personas se  refugian”.  ¡Qué  forma tan extraordinaria de describir  la 
función  de un gobernante!
Para  los 
mexicas, el EQUILIBRIO, era  la  parte 
fundamental  que  regía 
sus  vidas.  Por 
ello la  entrega  al extremo de una  actividad 
o sentimiento representaba  la
perdición,  tal como lo podemos apreciar
en  los huetlahtoli, o palabras  antiguas, que 
son  una  serie 
de exhortaciones que  los nahuas  tenían 
por  las más  altas 
virtudes que  debían  regir 
sus  vidas”.  Libro
VI  del Códice florentino.
“Por 
una  parte  un 
abismo, por  la  otra 
un  barranco.  Si 
no  caminas  por  en
medio, caerás  de un  lado o 
del otro. Solo  en  el medio 
se  vive,  solo en 
el medio  se  anda”.
Lynn 
Sebastián Purcell,
se dio a 
la  tarea incluso  de analizar a los  tlamatinime, los  filósofos 
de  Tenochtitlán, y  encontró en 
un  proverbio mexica las  bases de 
su  investigación.  “RESBALADIZA,  ESCURRIDIZA 
ES  LA TIERRA”. 
Quiere  decir  que,  a
pesar de tener las mejores  intenciones,
nuestra  vida  en 
la  tierra  es una 
en  que las  personas son 
propensas  al error,  al fracaso en 
sus  objetivos,  y 
propensas a “caer”, como si  estuvieran  en  el
barro. Además esta  tierra es un  lugar donde las  alegrías solo 
llegan   mezcladas  con 
dolor y  complicaciones”.
Los  aztecas creían  en 
que  por más bueno, talentoso
e  inteligente  que 
fueras,  podrían  pasarte cosas malas, incluso podrías  equivocarte, resbalarte y caer.  El objetivo para  los  aztecas 
era llevar  una vida  digna 
de ser vivida.
Los  españoles al 
llegar  a  Centroamérica encontraron una  ciudad 
preciosa  llamada Tenochtitlán,   
que el mismo Hernán  cortés  la 
llamó: “la nueva  Venecia” y 
quedó muy admirado  por  su esplendor 
y  colorido.    Calles bien 
delineadas  y  un 
comercio floreciente entre aztecas 
y  pueblos circunvecinos.  Circulaban 
canoas en  canales y sembradíos en  florecientes chinampas.  Fray 
Bernardino  de  Sahagún, 
y  Fray  Bartolomé 
de  las casas, dicen que  nunca  presenciaron  un  solo sacrificio.  ¿Los inventaron  los 
españoles para  justificar la   barbarie  a  la  que  nos  sometieron?
Cristobal  Colón murió 
y  nunca  supo 
que  había  descubierto 
un  nuevo  continente. 
Mucho  antes  Américo 
Vespucio  había  visitado 
tierras americanas.  Hernán  Cortez trajo 
a muchos ladrones  y  ex presidiarios de  España. 
Aventureros  y ambiciosos  a 
carta  cabal que venían  en 
busca  del  oro.  Estos  varones 
se  cruzaron  con 
nuestras  indias  y vino el 
mestizaje.  Por  lo 
tanto, los  mexicanos  llevamos la 
corrupción  en  la 
sangre.  Moctezuma II, recibió
con  honores  a  los  españoles, y 
sin  embargo  estos 
lejos  de  agradecerle, 
lo  trataron  con 
desdén y fue traicionado. 
Hernán  Cortés  era 
astuto  y  enamoró 
a  la malinche  que era descendiente de la nobleza.  Mujer muy inteligente aprendió  pronto el 
español.   Hernán Cortés la  enamoró y 
se  casó  con 
ella.  Ahora  tenía una 
intérprete y  una  aliada. A 
la malinche le  cambió  el nombre y 
la  llamó: doña 
Marina.  Pueblos vecinos como  los  totonacas 
y  tlaxcaltecas se  aliaron 
con los  españoles para
derrotarnos y  convertirnos  en 
esclavos.   Y  todo porque pagaban  tributo a 
la  gran  Tenochtitlán 
gobernada  por  los 
aztecas.  300  años de 
esclavitud nos
aguardaban hasta que vino la guerra de independencia, encabezada por Miguel Hidalgo, en 1810. Consolidada hasta 1821.
Consecuencia del politeísmo (creencia en diferentes Dioses).
Ahora bien, Vamos a suponer que en México si hubo sacrificios humanos, Otras culturas también las llevaron a cabo. Había una cosmovisión del mundo similar en todo el planeta. Sacrificar, cuya etimología latina significa hacer sagrado. Consiste en quitarle la vida a un animal o un ser humano, a través de un ritual, y ofrecer esa muerte a una deidad. En un sentido totalmente religioso. Creían en la vida después de la muerte. Hoy sabemos que sobrevive el alma pero no el cuerpo. “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Jesús de Nazaret.
Diez  culturas  antiguas que 
realizaban  sacrificios humanos. 
Los 
incas, el  capacocha, se  realizaba en 
festividades  religiosas, o
para  aplacar  la 
ira  de  los 
Dioses  cuando  había pestes 
o sequías.  Sacrificaban  niños 
de  entre 2  y  13  años 
dependiendo  de  la 
divinidad a  quienes se  ofrecían. 
Una  investigación  reveló 
que  se  les 
daba  alcohol y  hojas 
de  coca  para 
volverlos  más  dóciles 
durante  el sacrificio.  
Los 
celtas,
realizaban  sacrificios  guiados 
por  un  druida, que 
era  un sacerdote  o 
guía.  Enterraban  una 
espada  en  la 
espalda  de  un 
hombre y  luego  observaban 
como agonizaba hasta  que  moría. 
El druida  interpretaba  los 
espasmos que  eran considerados
como  profecías por parte de los  Dioses. 
Los 
cartagineses,
una  de 
las  civilizaciones  antiguas 
más  interesantes.  Realizaban 
sacrificios  básicamente  por 
dos  razones: ganar  el 
favor  de  los 
Dioses  y  controlar 
a  la  población. 
Sacrificaban  recién  nacidos 
quemándolos  vivos.
El 
antiguo  Hawai, practicaban 
elaborados  sacrificios  humanos 
para  ganar  la  protección  de  Ku,  Dios 
de  la  guerra.  Se  llevaban a 
enemigos, especialmente 
jefes  de  otras 
tribus.  El  sacerdote 
era  ungido con  el 
sudor  de  los 
sacrificados,  quienes eran golpeados  hasta 
quedar  blanditos.  
Los etruscos, realizaban  sacrificios para  asegurar  la 
inmortalidad y  otorgar  su 
alma a la  divinidad.  Se 
ofrecía  la  sangre 
de  una  de las 
víctimas  a  cambio de 
la  del  difunto. 
Los luisitanos,  cuando  falleció  el famoso guerrero, 
Viriato, en  el funeral
pelearon a  muerte,  200 guerreros a modo  de 
sacrificios  humanos.  Esta 
práctica  fue  prohibida 
posteriormente.  
El antiguo 
Egipto, “en  la 
primera  dinastía (3100  A.C.) la 
servidumbre  de los  faraones 
eran  sacrificadas  para 
acompañar al gobernante al más 
allá.  Le ponían  comida 
y  sus  objetos 
materiales”. Por  supuesto en  la 
V  dimensión  de 
nada  les  servían.
En 
La antigua  Mesopotamia, en 
la tumba  real de Ur,  se hallaron 
74 esqueletos.  Hacían  sacrificios 
humanos para  acompañar  al  rey  al 
más  allá.  Como 
podemos  ver  los 
sacrificios  eran  una 
práctica  generalizada”.
Los sacrificios no  fueron 
exclusivos del  pueblo  azteca. 
Era  una cosmovisión  absurda existente en  el inconsciente  colectivo de la humanidad.  Tenían 
diferentes  Dioses,  de la  lluvia,  del 
Sol,  de  la 
fertilidad, de  la  guerra 
etc.  Cuando Moisés liberó  al pueblo 
hebreo, de  la  esclavitud 
de  los  Egipcios, estos se  convirtieron al  monoteísmo. 
Creían un  solo Dios  verdadero y 
universal.  Visión teológica que
tenemos  a  la 
fecha.  La  apreciación 
del mundo  cambia  en 
cada época.
Fray  Bernardino de 
Sahagún, se encargó de descifrar 
varios  códices  sobre las tradiciones  orales y 
escritas.  El  códice
florentino fue  elaborado por  él. 
Estudió varios volúmenes  de  los 
textos  grabados por  los nahuas.
En  los 
siglos  XV y principios  del XVI los 
aztecas levantaron  un  imperio con 
una  cultura  de 
gran  riqueza filosófica  en 
el  centro y  sur 
de  México.  El 
mismo Hernán Cortez  juró  a 
la  corona  española 
que hacíamos sacrificios 
humanos.  Fray  Bernardino, y 
Fray  Juan  de  Zumárraga,
dicen  que solo encontraron  una  piedra donde  supuestamente sacrificaban.  ¿Fraguaron  tales 
infamias  para  justificar que  nos sometieron  a  balazos?  Conquistar significa seducir, atraer, enamorar.  ¿Cómo  pueden  hablar los  españoles  de  "conquista"?
Lynn Sebastián  Purcell,  es profesor  de 
filosofía en la  universidad  estatal 
de  Nueva  York y escribió sobre valores y  ética antigua: “Encuentro fascinante con  los nahuas (aztecas) fueron  otra 
cultura  pre-moderna con  una 
ética de las virtudes, 
aunque  bastante  diferente a 
la  de  Aristóteles 
y  Confucio.  Miguel  León 
Portilla,  antropólogo  mexicano, y  James
Maffie,  hicieron un 
gran   trabajo en  analizar su 
metafísica pero no  su  ética”. 
La  buena 
vida,  según  el Códice  florentino de  Fray 
Bernardino de  Sahagún, reproduce  el discurso de  un 
tlatoani (gobernante)  antes  de 
asumir  su  puesto. 
Habla  de  cómo vive 
un  hombre venerado,  que es 
defensor  y  sustentador. 
Así se describe un  rey: “como el  árbol de 
ciprés, en  el cual  las 
personas  se refugian”. 
Pero ese mismo  hombre  también 
llora  y  se 
aflige.  El  rey 
entonces  pregunta: ¿hay 
alguien   que  no 
desee  la  felicidad?”.
“Esta  es  la
mejor decisión que  puedes  tomar 
en  la  vida”, según 
un  neurocientífico que  estudia 
la  felicidad. “Hay  una  enorme 
diferencia  entre  la 
filosofía  de  la 
antigua  Grecia y  la  del
imperio  azteca.  Además, esta 
tierra es  un  lugar donde 
las  alegrías  solo llegan 
con  dolor  y 
complicaciones”.
“resbaladiza, escurridiza  es 
la  tierra”. 
Proverbio 
azteca.
“Los 
aztecas  creían que  por 
más  bueno,  talentoso e 
inteligente que  fueras,
podrían  pasarte  cosas malas. 
Incluso  podrías  equivocarte, resbalarte  y 
caer.  El objetivo  para 
los  aztecas era  llevar 
una  vida  digna”.  
Una 
vida  afianzada  en 
4  niveles.
I 
nivel,
“comienza  con  el propio 
cuerpo,  algo  que a 
menudo se  pasa  por 
alto en  la  tradición 
europea preocupada por la  razón  y 
la  mente”,  afirmó 
Purcell.  Para ello, los  aztecas tenían  un 
régimen  de  ejercicios diarios  ¡sorprendentemente Similar  al 
yoga!”.
II 
nivel,  “implica enraizarse con  la psiquis 
propia, un  concepto que  al igual 
no  abarcaba  solo 
la  mente, sino  también 
los  sentimientos  y  las  emociones”.
III nivel, “estaba  la  comunidad, 
algo  de  crucial importancia  para 
los  aztecas”.  Fomentando  la  colaboración y  armonía.
Continúa  Purcell:
“A  diferencia 
de  Platón  y 
Aristóteles,  que  planteaban 
una  ética de  las 
virtudes centradas  en  el individuo, 
esta  civilización  indígena  ponía 
el  eje  en  la  sociedad. 
Una  vida  digna 
de  ser  vivida no 
era  posible sin  lazos 
familiares,  con  amigos 
y  vecinos,  esos 
que  te  ayudarán 
a  levantarte  tras 
las  inevitables  caídas en 
la  tierra  resbaladiza”. 
IV nivel, “estaba  el  arraigo o 
Teoltl,  una  deidad 
que  no era otra  cosa más 
que el amor  a la naturaleza”.  
Como  podemos 
ver una  raza que  mantenía valores  tan elevados no  podía 
ser  cavernícola ni  desarraigada.   Carente de razón  e 
inteligencia.  Del  rey  Netzahualcóyotl es este  poema:
“Amo 
el canto  del cenzontle,  pájaro 
de  las  400 
voces;  amo  el color 
del  jade  y  el
enervante  perfume  de 
las  flores;  pero 
más  amo  a 
mi  hermano,  el 
hombre”.
Desgraciadamente, los investigadores europeos siempre han visto a los pueblos prehispánicos como aborígenes sin conciencia ni sensibilidad a los que no vale la pena analizar. Hoy podemos ver que no es así y muchos hombres de ciencia han investigado a los mayas, olmecas, teotihuacanos, y aztecas. Muy pronto habrá grandes revelaciones en las pirámides de Centroamérica. Conoceremos la grandeza de estos pueblos que son nuestras raíces. Volveremos a ser el centro ceremonial iniciático más importante del mundo. Sabremos que los extraterrestres siempre nos han visitado. Obviamente civilizaciones mucho más evolucionadas científica y tecnológicamente.
Mientras  tanto, 
sigámonos  conociendo  y 
estudiemos a  profundidad  las culturas madres  que  nos 
antecedieron.  Para  poder 
entender  el  presente debemos conocer  el  pasado y de esta  manera 
proyectarnos  al futuro.  Ya  vimos  que  los  aztecas
sí  se 
preocupaban  por  la 
educación y había suficientes  escuelas donde 
se   estudiaban  materias que 
siguen  vigentes  hoy 
en  día.  Contemplaban 
la  felicidad como  el 
anhelo  más  legítimo 
del hombre.  No  éramos 
una  horda  de 
bárbaros aunque  quizá  habíamos retrocedido un  tanto en cuanto al  concepto 
de  "sacrificios".
El 
verdadero  sacrificio al  que 
hacían  referencia  mayas y 
olmecas.
Era el sacrificio de los egos. Decapitar nuestros defectos psicológicos o pecados capitales como los llama el cristianismo. No se referían a cortar cabezas o extraer corazones. Si estos pueblos los llevaban a cabo era porque habían involucionado. Es decir perdido el sentido original del SACRIFICIO. Actualmente, se han encontrado pirámides en todo el mundo. Lo mismo en Alazca, que en Japón, EE.UU, o Rusia. Por lo que la historia dará un giro de 90 grados en el siglo XXI. Cambiará la apreciación del origen del hombre y se vendrán abajo varios postulados científicos. “Busca la verdad porque ella os hará libres”. Biblia.
Los  mayas  evolucionaron
con  sus  conocimientos hasta  llegar a  la  Epifanía (el  cenit  de  la  sabiduría)  y  trascendieron.  Por sus propios  méritos se  encaminaron 
a  una  dimensión 
superior.  Quien  los 
quiera  estudiar  tendrá 
que   hacerlo  con 
los   sentidos internos (del  alma) y  no 
con  los  físicos.  Practicar 
la  meditación y  concentración para  poder 
acceder al  mundo  astral y 
etérico (4ª y  5ª  dimensión)  que  es
donde los  podemos  encontrar.  En  sus
propias  pirámides pero  en diferentes 
planos de  consciencia.  Quien se  lo  proponga  podrá visualizarlos y  comunicarse  con ellos.  Les  contarán  su  proceso evolutivo.  ¿Es  verdad  que 
fueron  instruidos  por  extraterrestres?  Cuida 
tu  alimentación  y valora  la  sabiduría 
y paz interior.
XII Cap. del libro: "Te regalo 100 gramos de felicidad".


















 
 
Interesante.
ResponderBorrarSin duda conocer nuestro pasado nos proyecta hacia el futuro.
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