miércoles, 12 de febrero de 2020

Te regalo 100 gramos de felicidad 1


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José de Cádiz

“La felicidad es lo único que merece la pena. El momento para ser feliz es ahora. El lugar para ser feliz es aquí. La forma de ser feliz es hacer que otros lo sean". Robert Green

Es la mayor aspiración del ser humano. No hay otra meta más valiosa en esta vida. De una forma u otra todos aspiramos a ser dichosos. Es una ilusión fugaz pero muy pocos encuentran. Nuestros defectos o egos nos impiden ser felices. Envidiamos a los demás lo que poseen sin tomar en cuenta nuestro propio potencial. No necesitamos fama ni fortuna para ser felices.
La vida moderna y la tecnología nos imponen artefactos que pocas veces necesitamos. La sociedad nos inculcó la idea de que el dinero es sinónimo de estatus. Que quienes tienen fortuna son dichosos. Es un espejismo cruel y además una falacia. Emprendemos una carrera desbocada para obtenerlo. Trabajamos, estudiamos, o sacrificamos nuestros valores con tal de ser ricos. Sin importarnos atropellar a los demás.
No digo que carezcamos de aspiraciones y tengamos que vivir en la miseria. Tampoco que el dinero sea una maldición. Simplemente que cultivemos otros valores. Que nos preocupemos más por la riqueza interna que externa. De nada sirve poseer fortunas si carecemos de amor o de libertad. Si estamos enfermos o nuestro prestigio está por los suelos. Estar en paz con uno mismo es el primer paso para ser feliz. Interesante lo que afirma Platón: “Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro”.
¿De veras quienes tienen fortuna son Dichosos? Pongo en tela de juicio esta aseveración. La Real Academia Española define así la felicidad: “es un estado de grata satisfacción espiritual y física”. Por lo tanto, la salud y el bienestar emocional no se pueden comprar con dinero. Tampoco el amor, la paz, ni la belleza o el talento. Dicen los humanistas que no hay mayor satisfacción que hacer el bien. La generosidad está en relación directa con la ley del karma. A cada acción le sigue una reacción. “Lo que siembres eso cosecharás”.
La soledad no se puede paliar con dinero, ni la fe adquirirla con una tarjeta. La verdadera amistad no se negocia. “La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”, opina Henry Van Diquen. En la universidad leí este enunciado: “El ser humano más dichoso es el que hace feliz al mayor número de personas”. Nuestra felicidad está relacionada con la de los demás. Somos parte de un todo en el universo.
Existe la riqueza espiritual y material. En esta época de violencia extrema no hay mayor tesoro que la paz y un corazón tranquilo. Amar y ser bien correspondidos nos hace sentir en el paraíso. Brindar una sonrisa, visitar un enfermo, regalar un pan nos dan enorme satisfacción. “Hay más felicidad en dar que en recibir”, sentencia la Biblia. Debemos aprender a dar sin medida. Un ascenso o el éxito profesional nos llenan de júbilo. La abundancia está íntimamente relacionada con el corazón.

“La riqueza de un hombre se mide, no por lo que adquiere, sino por lo que da”. Set, profeta de la civilización Atlante.

Dar las gracias o recibir la bendición de un extraño nos fortifica. Existen diferentes apreciaciones de la felicidad. Según la edad, posición social, educación, inteligencia, principios, etc. Un niño puede ser inmensamente feliz con un dulce o un juguete nuevo. Un cantante si su disco se vende, un político si puede robar, un empresario acrecentando su fortuna, un escritor si logra el éxito mundial. A ti, en lo personal, ¿qué te hace feliz lector? ¿Tienes bien clara la idea?
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“Ten cuidado con lo que pides, se te puede conceder”.

Tenemos la ilusión de casarnos y tener hijos inteligentes, bellos, disciplinados. Desgraciadamente, los celos y el orgullo nos impiden ser felices. Reñimos por cualquier motivo y la ira nos impulsa a lastimar a nuestra pareja. Solemos confundir el amor con el deseo y viene el desengaño. Nos hieren mucho el divorcio o la traición. ¿Dónde quedó el amor? La pasión se extingue como llamarada de hojas secas. Amar es procurar lo mejor al ser amado. Aceptarlo como un regalo con sorpresas y decepciones. El amor para que funcione tiene que ser recíproco.
Los filósofos han tratado de encontrar la fórmula de la felicidad. Confucio, Aristóteles, o Platón la analizaron detenidamente y concluyeron: “la verdadera dicha es simplemente una actitud. Una visión. Un modo desde el cual, observar la vida. La felicidad está dentro de uno y debe cultivarse cada día. A través de las cosas más sencillas, más simples. Más elementales”. Intentaron orientarnos con cápsulas de sabiduría.
Avatares e iluminados tuvieron la misión de ayudarnos: Zoroastro, Pitágoras, El buda, Jesús de Nazaret, Saint Germaín, afirman que eliminando nuestros egos encontramos la felicidad. En la introspección, los detectamos. En la meditación, los eliminamos. El yoga, y la oración, nos ayudan mucho en esta noble tarea. La fe en la divinidad es una luz que impide que nos extraviemos. Tenemos diferentes maneras de concebir al Creador. Todas muy respetables.

¿Qué significa la felicidad para ti?

Elegí este tema como tarea de un taller literario. Un ensayo que me diera la oportunidad de conceptualizar. Hace tiempo escribí un artículo sobre ella. El primero en mi vocación de escritor: "Felicidad, ¿dónde te encuentras”, creo que el título habla por sí mismo. Qué alegría sentí cuando fue publicado en El Sol de Acapulco. Significaba que lo habían valorado y alguien lo leería. Por primera vez me percaté que tenía aptitudes.
Todos sabemos lo que nos hace felices. Yo lo soy, haciendo lo que me gusta: escribir, leer, orar, comer en paz, bailar, hacer el amor, ir al campo, publicar y tener muchos lectores. Me emociona promocionar mis textos y ver que pueden tener 5 o 25 mil lectores en un día. No me gusta defraudarlos y siento una enorme responsabilidad. Me siento bendecido por Dios y le doy gracias. Me fascina este concepto de José Ortega y Gasset: “Felicidad es la vida dedicada a ocupaciones para las cuales cada hombre tiene singular vocación”.

La imagen puede contener: océano, texto que dice ""No hay que descuidemos tanto como el deber de ser felices" -Robert Louis Stevenson"

Me he preparado a conciencia para ser buen escritor. Busco la excelencia y originalidad, no quiero perderme en la montaña de la indiferencia. He tomado todos los cursos imaginables. El éxito está en relación directa con la preparación. Es lo que realizamos para alcanzarla lo que nos aporta la dicha. Interesante como dilucida Aristóteles la excelencia: “Somos lo que hacemos día a día". De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito”.
El 20 de marzo es el día internacional de la felicidad. Tal vez por ser el equinoccio de la primavera. Alguien seguramente jubiloso lo decretó. Dale Carnegie, nos dice cómo recuperar el entusiasmo: “¿Estás aburrido de la vida? Entonces lánzate a hacer un trabajo en el que crees, con todo tu corazón. Vive por él, muere por él, y toda la felicidad que creías que nunca ibas a conseguir, será tuya”. La dicha está perfectamente ligada con la auto realización. Con los sueños y metas de cada ser humano.

Platón concluye: “Cada cual posee el secreto de su propia felicidad”.

Qué interesante sería poder comprar la felicidad en un tiangüis. Cara o barata pero adquirirla por gramos. “¿Me puede vender cien gramos de felicidad?”, pediríamos. El empleado, con una sonrisa, no las serviría en un recipiente elegante. Al llegar a casa la compartiríamos con nuestra familia. En lugar de eso, en el súper, nos ofrecen tiempo aire para esclavizarnos. Nos convierten en marionetas para perder miserablemente el tiempo.

La imagen puede contener: exterior, agua y naturaleza, texto que dice ""La felicidad de un hombre en esta vida no consiste en la sino en el dominio de sus pasiones. Alf fred Lord Tennyson"

Charles Chaplin, el mejor cómico inglés que se inmortalizó haciendo reír al público, fue un excelente guionista y cineasta. Un genio de la actuación. En su infancia sufrió pobreza extrema, desamor de sus progenitores, fracasos, desilusiones, pero se sobrepuso y marchó a EE.UU. Luchó incansablemente hasta que la suerte le sonrió. El actor teatral dejó para la posteridad estas palabras:
--La vida es una obra de teatro que no permite ensayos… por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida… antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.
¡Hey, hey, sonríe! Más no te escondas detrás de esa sonrisa… muestra aquello que eres, sin miedo. Existen personas que sueñan con tu sonrisa, así como yo. ¡Vive! ¡Intenta! La vida no pasa de una tentativa. ¡Ama! Ama por encima de todo, ama a todo y a todos.
¡Acepta! La vida, las personas, haz de ellas tu razón de vivir. Entiende a las personas que piensan diferente a ti. ¡Eh! Mira… mira a tus espaldas, cuántos amigos… ¿ya hiciste a alguien feliz hoy? ¿O hiciste sufrir a alguien con tu egoísmo?

Un capítulo del libro, “Te regalo 100 gramos de felicidad”. 

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