miércoles, 6 de septiembre de 2017

A los gobernantes del mundo



                                                        Invitación a practicar la justicia





Amen la justicia los que gobiernan la tierra, tengan rectos pensamientos sobre el señor, y búsquenlo con sencillez de corazón. Porque se manifiesta a quienes no exigen pruebas, se revela a quienes no desconfían.

Los pensamientos equivocados alejan de Dios, y su poder, puesto a prueba, confunde a los necios.  La sabiduría no entra en el alma perversa, ni habita en el cuerpo esclavo del pecado. Pues el santo espíritu que nos educa huye de la hipocresía, se aleja de los pensamientos sin sentido y es rechazado cuando sobreviene la injusticia.


La sabiduría es un espíritu que ama a los hombres, pero no dejará sin castigo las palabras blasfemas: porque Dios es testigo de su conciencia, es quien vigila la verdad de su corazón, y escucha lo que habla su boca.  






Pues el espíritu del Señor llena el universo, lo abarca todo y tiene conocimiento de cuanto se dice. Por eso no podrá ocultarse quien hable perversamente, la justicia vengadora no pasará de largo junto a él. Se investigarán los planes del malvado, y al Señor llegará el eco de sus palabras, como acusación de sus maldades.


Hay un oído celoso que lo escucha todo, y no se le escapa ni el más leve murmullo. Cuídense, pues, de murmuraciones inútiles y preserven su lengua de hablar mal, porque la palabra más secreta no queda sin efecto, y la boca mentirosa da muerte al alma. 


La muerte no viene de Dios, sino del pecado


No busquen la muerte viviendo en el error, ni se atraigan la ruina con las obras de sus manos.  Pues Dios no ha hecho la muerte ni se complace en el exterminio de los vivos.  Él lo creo todo para que subsistan, y las criaturas de mundo son saludables; no hay en ellas veneno de muerte, ni el imperio del abismo reina sobre la tierra.  Porque la justicia es inmortal.






Pero los malvados llaman a la muerte con señas y palabras; la tienen por amiga y la desean: Han hecho un pacto con ella y por tanto merecen compartir su suerte.






Responsabilidad de los gobernantes


Escuchen, pues, reyes, y comprendan; aprendan gobernantes de toda la tierra. Pongan atención los que dominan a muchedumbres y se sienten orgullosos de la multitud de sus pueblos.  Porque el Señor les ha dado el poder, y la soberanía procede del altísimo.  Él juzgará sus acciones y examinará sus planes.


Porque, siendo ministros de su reino, no gobernaron rectamente, no respetaron la ley ni pusieron en práctica la voluntad de Dios. Terrible y repentino se presentará él ante ustedes, porque un juicio implacable espera a los poderosos.






Al pequeño se le perdona por piedad, pero los poderosos serán examinados con rigor.  Pues el señor de todos no retrocede ante nadie, ni siente miedo ante la grandeza, porque él hizo al pequeño y al grande, y cuida de todos por igual; pero a los poderosos les espera un riguroso exámen.


A ustedes, pues, gobernantes, se dirigen mis palabras, para que aprendan sabiduría y no pequen. Porque los que se conducen según las leyes santas serán reconocidos como hombres justos; y los que se dejen instruir por ellas, tendrán en ellas su defensa. Así, pues, deseen mis palabras, búsquenlas y serán instruidos. 





Encuentro con la sabiduría


Radiante y perenne es la sabiduría; se deja ver sin dificultad por los que la aman y hallar por los que la buscan.  Se adelanta para manifestarse a los que la anhelan. Quien madruguen para buscarla no se agotará, pues la encontrará sentada a sus puertas.


Meditar sobre ella es la perfección de la prudencia, y el que por ella se desvele pronto estará libre de inquietud. Pues ella misma busca a quienes son dignos de ella, por los caminos se les muestra con benevolencia, y sale al encuentro de todos sus pensamientos.  





Su comienzo más seguro es el deseo de instrucción, desear la instrucción es amarla, amarla supone obedecer sus leyes, observar las leyes es garantía de inmortalidad, y la inmortalidad nos acerca a Dios; así, el deseo de la sabiduría nos conduce al reino.






Por tanto, reyes de la tierra, si quieren tronos y cetros, honren a la sabiduría y reinarán eternamente.









Texto extraído del Libro de la Sabiduría. Biblia. 

1.-Sabiduría e inmortalidad  (Sab 1-5)

2.-Elogio de la sabiduría (Sab 6-9)



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