Accediendo al mundo astral
Cádiz Molina
Todos podemos comunicarnos con el mundo astral. La mayoría de personas soñamos. Solo que desconocemos otros planos de conciencia. La espiritualidad se manifiesta de diferentes
maneras. Profecías, telepatía, proyección
astral, visualización, creatividad son facultades del alma. Me refiero a la IV y V dimensiones. Durante la II guerra mundial una madre
norteamericana soñó que su hijo fue herido en un campo de batalla en Alemania. A otro día se comunicó al batallón y preguntó
cómo se encontraba su vástago. Le
dijeron que “en perfectas condiciones”.
Ella insistió en que estaba herido y le tuvieron que decir la
verdad. Su hijo fue alcanzado por una
granada pero estaba fuera de peligro.
Ella visualizó lo sucedido. Las
personas muy unidas, o que se aman demasiado, pueden comunicarse telepáticamente. Cumplir sus deseos de verse. Existen personas que un Ángel les avisa en el astral que el
avión en que viajarán sufrirá un accidente y ya no lo hacen. Con horror se enteran que, en efecto, la nave se desplomó.
Mi experiencia en V dimensión:
Hace dos meses viajé a la Cd. de México. Un viernes a media noche tomé el autobús para llegar temprano a la capital. Solo Permanecería sábado y domingo. Durante el trayecto la Tv y celulares no dejaron de sonar y me fue imposible dormir.
Llegué somnoliento al hotel y caí como fardo en la cama. Traspasé un umbral luminoso. Me levanté atravesando paredes. Mi cuerpo dormía.
De pronto me vi
paseando por el centro histórico. Visité La Alameda y La Catedral. Supe que me encontraba en cuerpo astral porque
me sentía ligerito como una nube. Las
imágenes tan nítidas como un desfile de carnaval. Saludé a varias personas fallecidas. No sentía temor sino curiosidad. Esa dimensión espiritual es tan real como tus manos. Quien accede a ella lo sabe. Nos encontrarnos con vivos
y muertos. Podemos recibir mensajes o la enseñanza de grandes maestros.
Todo es posible conociendo otros planos de conciencia que podemos despertar con nuestros chacras. “Cuando el cuerpo duerme el alma vaga”, dice un refrán.
Por supuesto los fallecidos ya no regresan al estado de vigilia y los vivos sí. Una experiencia que no tiene nada de sobrenatural. En lo personal he recibido mensajes de familiares muertos. Nos hemos abrazado y besado. Un mundo tangible y bello como el palacio de Bellas Artes. Podemos cumplir nuestras más caras aspiraciones. Tenemos 4 cuerpos o vehículos inferiores, llamados: cuerpo físico, etérico, astral, y mental. En su momento hablaremos de ellos.
“El punto de partida
de la filosofía contemporánea se halla en las ciencias de la naturaleza. De
aquí surge constantemente el problema de ligar la naturaleza con el espíritu”.
José Vasconcelos.
En la calle 5 de mayo cerca de La catedral un letrero llamó poderosamente mi atención. Con caracteres blancos anunciaba: Universidad para encontrar la felicidad. El edificio era de tres pisos con amplios y relucientes pasillos. Vi la dirección y entré a preguntar los requisitos. Me informaron que ninguno y sin límites de edad. Me inscribí en el acto. Me explicaron que las clases empezarían en 15 días. Solo debía llevar tres libros de mi preferencia y una libreta. Pensé en los textos de Aristóteles, Platón, Immanuel Kant, Zoroastro, Confucio que guardo en mi librero.
Recorrí los amplios jardines llenos de flores. Las paredes color naranja y vidrieras azules contrastaban maravillosamente. Áreas verdes parecidas a las de la UNAM. Entré a una cafetería y compré una revista. Hacía frío y había personas charlando en los pasillos. Reconocí a un excompañero de la facultad de Filosofía y Letras con quien estudié. Qué cambiado estaba. No me reconoció pero yo a él sí. Me senté en una banca a leer un artículo sobre deforestación amazónica. Ensimismado, no me percaté que un señor se había sentado a mi lado. No le presté la menor atención. Al retirarme el caballero me saludó amablemente:
--Hola, ¿interesado en la universidad?
Observé con interés su rostro y me percaté que ya lo conocía. Ese sombrero y esa
sonrisa eran irrepetibles. De aproximadamente 50 años. Se trataba nada menos que de Alfonso Reyes el
escritor mexicano miembro del “Ateneo de la Juventud”, fundado en 1910.
Respondí asombrado:
--Sí, desde
luego, es la primera vez que conozco una escuela semejante.
Se presentó pensando que yo no lo conocía:
--Soy Alfonso
Reyes. Un placer saludarlo.
Le dije que ya había leído su libro “Visión de Anáhuac”.
Le estreché la mano y expresé con franqueza:
--Soy admirador de sus poemas. Nunca pensé saludarlo personalmente. —sonrió.
Durante la platica me preguntó a qué me dedicaba. Le dije que trabajaba y escribía como poseído
por un duende.
Respondió entusiasmado:
--¡Oh, qué bien, lo felicito, ya verá que no
se arrepentirá! Dese una vuelta por los
salones y verá las materias que se impartirán.
En la planta de catedráticos estarán: José Vasconcelos, un servidor, Zoroastro,
Confucio, Séneca, y todos los filósofos de la antigua Grecia. Seguramente los conoce.
--Claro. ¿¡De verdad ellos impartirán clases!?
--Ni lo dude. Ya lo verá.
Tan interesado
estaba en la conversación que no recordé que la mayoría habían vivido miles de años
antes. En el plano astral pasado,
presente y futuro se hermanan. No existe
el tiempo ni el espacio. Lo afirmó
Albert Einstein.
Me despedí
regocijado de aquel celebre escritor regiomontano. Recorrí las aulas con
curiosidad:
En una se leía:
“Didáctica para la convivencia”. En otra:
“Las 7 dimensiones del alma”. En la
siguiente: “Evolución de la conciencia”,
“Materialismo y espiritualidad”,
“Ética y moral”, “Misticismo y arte”, “Filosofía de culturas antiguas”,
“Yoga tántrica”, “Eliminación de egos”, “Astrología maya”, “Astrología china”, “Reencarnación”,
“Ley del karma”, “Religión y ciencia”,
“Budismo”, “Cristianismo”, etc.
Materias que no contemplaban las escuelas conocidas. --No están nada mal, pensé.
“Por mi raza hablará
el espíritu”. José Vasconcelos.
Regresé a la
dirección. Me interesaba conocer al
rector. Un secretario me pasó a su
despacho. Un señor se encontraba en su escritorio
leyendo un libro. De traje gris y mirada
penetrante. Tenía una estatua de la
justicia y un águila con las alas desplegadas en el mueble. Un mapamundi.
El hombre levantó la vista, me miró un momento, y continuó leyendo. Reconocí inmediatamente a don José Vasconcelos. El filósofo tan admirado en el mundo. Autor de más de 50 libros. Sus ojos y bigotes eran característicos. Armándome de valor me senté en una silla
hasta que terminó el capítulo. Era mi gran oportunidad de tratarlo. Observé
las fotografías de héroes que adornaban la estancia. Vasconcelos, impulsó la
alfabetización en México. Estaba frente a mí una leyenda y yo sin poder
articular palabra. Pasado un momento me
preguntó abiertamente:
--Y, bien, ¿en
qué podemos servirle?
Lo saludé con mucho respeto:
--Un placer
saludarlo. Leí su libro: “Pitágoras, una
teoría del ritmo”, y me encantó. Soy seguidor de ese filósofo griego. Quisiera que me informara más sobre esta nueva universidad.
Me contó al
detalle:
--Soy cofundador
junto con Alfonso Reyes. Impartiré una cátedra sobre el México antiguo. Por el momento soy el rector. ¿Le interesa estudiar La ciencia de la
felicidad?
--¿¡No me diga
que hay una Ciencia de la felicidad!?
Justamente la ando buscando.
--¿Por qué le
interesa tanto el tema?
--No puede haber
otro objetivo más importante en la vida...
--Tiene Ud. razón.
Como sabrá la mayoría de los filósofos nos dejaron un legado.
--Sí,
lamentablemente la humanidad los desconoce. Necesitamos retomar esos valores cívicos para no desintegrarnos moralmente.
Volvió a
preguntar el sabio:
--¿Puedo saber a
qué se dedica?
--Trabajo 6 horas en las mañanas. Escribo y leo diariamente. Actualmente redacto un ensayo sobre la
felicidad.
--Eso resulta
más interesante. Comprendo por qué le apasiona tanto el tema. ¿Es Ud. escritor?
--No tan
brillante como Usted, pero lo intento.
--Me gusta su
franqueza. Tiene mucho camino por
recorrer. En este folleto encontrará la lista de materias y profesores que impartirán. Léala detenidamente y luego me da su punto
de vista.
Me quedé
estupefacto al leerla. Don Alfonso Reyes
se quedó corto. En ella había nombres
tan ilustres como: Platón, Aristóteles, Pitágoras, Confucio, Sigmund Freud, Nostradamus,
Isaac Newton, Alfred Adler, Jesús de
Nazaret, Siddhartha Gautama, Sócrates, Epicuro, Gandhi entre otros
bienhechores de la humanidad.
Expresé alegremente:
--¡Una verdadera
sorpresa! Será la mejor universidad del
mundo.
El maestro
respondió:
--¿Sus nombres
le resultan familiares?
--Completamente. Ellos han sido mis maestros. Me inspiraron la idea de escribir.
--Ahora los
conocerá de frente. Todos los escritores
han sido primero grandes lectores. El conocimiento es el polen para nutrir otras inteligencias.
--Señor
Vasconcelos, ¿Cómo le nació la idea de fundar esta universidad?
--Como sabrá
toda mi vida la dediqué a la enseñanza. La
continúo desde donde me encuentro. Lamento no
haberla fundado cuando fui Ministro de Educación Pública en México.
--Veo que está bien enterado de mi trayectoria académica.
--Y también
política.
--¿Qué sabe Ud.
de mis inquietudes políticas?
--Se enemistó con el presidente Álvaro Obregón por haberlo cuestionado. Fundó la Secretaría
de Educación Pública. Fue director de la
Escuela Nacional Preparatoria en 1914. Miembro
del Ateneo de la juventud en 1912. Candidato
a la presidencia en 1929. Entonces Plutarco
Elías Calles realizó el primer gran fraude en México.
--Bueno, también
Porfirio Díaz realizó muchos fraudes. En 1929 me fui a España, Francia, y Argentina.
Edité la revista Antorcha durante muchos años. Escribí Ulises criollo, La Tormenta, y El proconsulado, entre otros.
--¿Es verdad que
Ud. le dio el lema a la UNAM: “por mi
raza hablará el espíritu”.
--Con toda humildad le digo que sí. Siempre luché por las
libertades democráticas. El conocimiento para que de frutos debe trasmitirse.
--Coincidimos totalmente. Ahora con su permiso me
retiro. Tengo algunas compras que hacer.
Nos despedimos
con empatía. Al parecer nos caímos
bien. Yo estaba tan contento como un
niño:
Me detuvo un instante para decirme:
--No olvide que
las clases empezarán en 15 días.
--Aquí estaré
puntual.
Desperté sobresaltado. Eran las 3 PM y había dormido bastante. Nunca había tenido una experiencia semejante. Me quedé un rato en la cama meditando lo vivido. Me levanté y bañé para salir a la calle. Recorrí varios museos. Aún me quedaba el domingo para disfrutar.
Hemos avanzado y retrocedido en
diversos aspectos.
La humanidad ha
rebasado las expectativas en telecomunicaciones y robótica. Teléfonos inteligentes y Tv satelital nos mantienen comunicados con el mundo. Las universidades fueron fundadas en la Edad
media, siglo XIV. Preocupadas por formar
abogados, doctores, ingenieros, maestros, etc.
No obstante seguimos con ese mismo patrón académico en plena Era de Acuario. Cuando debieran existir profesiones a la altura del Nuevo Milenio. El cuerpo es un microcosmos y el infinito el
macrocosmos. Si corto un árbol me afecta a mi y a
todo el planeta. La mayoría de
científicos no creen en Dios. Hubo una
época en que Ciencia y Teología marchaban juntas. Luis Pasteur, Paracelso, Hipócrates y Galeno
creían firmemente en la divinidad. Nos dejaron una aportación valiosa.
La ciencia es un
obstáculo para la evolución del alma.
Pretende
explicarlo todo a través de la materia y los 5 sentidos.
Desconoce que hay niveles de conciencia más sutiles. El mundo natural en íntima relación con el
celestial. “Como arriba es abajo; como
abajo es arriba”. Ciencia
y religión no deben estar divididas. Un yerbero y
un doctor curan diversas
enfermedades. Cada uno posee sus propios
conocimientos. Deben respetarse y apoyarse.
¿Por qué se hundió
La Atlántida?
Ahí los científicos crearon una energía tan poderosa que quebró la corteza terrenal. Provocando El Diluvio universal. “Llovió cuarenta días y cuarenta noches”, dice la Biblia. Platón, la menciona en sus “Diálogos”, y se han encontrado vestigios de ella en el mar. El ser humano se ha alejado de la fe provocando su propia destrucción. Piensa que todo termina con la muerte y no es así. Una civilización atea se convierte en infrahumana. Descendemos por una peligrosa pendiente que nos está llevando al precipicio. El hombre despierto conoce la verdad. La ciencia es un obstáculo para la evolución espiritual
.
"Si la imagen de Dios se desvaneciera de nuestras mentes, lentamente dejaríamos de ser humanos". Francis Bacon.
Académicos intentan encontrar los elementos de la dicha. La metafísica nos brinda una valiosa ayuda. La astrología esotérica y la Numerología nos ayudan a descubrir quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Los iluminados se conectan con el inconsciente colectivo de la humanidad. La llamada Edad de oro se avecina y necesitamos retomar la ética y moral. Este libro no es el primero ni será el último con un tema tan controversial. Tiene la firme intención de abrir un abanico de posibilidades para todos los interesados.
XVII cap. Del libro
“Te regalo 100 gramos de felicidad”.
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