José de Cádiz
Ámame, como solo la eternidad lo sabe hacer.
Mírame, como a un niño en el regazo de su madre.
Acaríciame, como las nubes acarician el vacío.
Muéstrame, la verdad de esta vida terrenal
Mátame, cuando te canses de mirar la eternidad.
Cántame, la sinfonía de la naturaleza.
Tócame, las más hermosas melodías con el clarín.
Motívame, a tratar de alcanzar el firmamento.
Regálame, una estrella el día de mi cumpleaños.
Invítame, una copa con nieve de volcanes o llena de iceberg.
Permíteme, regalarte mi esencia, estrecharte en mis brazos,
y colmar tu inocencia.
Ayúdame, a cruzar el puente entre lo finito e infinito.
Anhelo, conocer tus secretos cuando estás dormida, cuando
guardas silencio y cuando me miras.
Concédeme, la dicha de saber que la
felicidad se encuentra detrás de esa montaña, y que el universo, ¿nos
pertenece?
Prometo, amarte indefinidamente, comprender tu silencio y mirarte de frente…
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