miércoles, 14 de julio de 2021

 

Tertulia de  poetas   2





Cádiz  Molina



Me gusta asistir a los encuentros de poetas, también a las ferias del libro en la CDM.  Siempre aprendo algo cada día.  El cuento es un género literario apasionante, lo que escribimos la mayoría de autores noveles.  Consta de inicio, nudo, y desenlace.  Generalmente, es breve, o con un final imprevisto, pero hay quien escribe cuentos extensos de varias cuartillas.  Es muy diferente a la novela, un mundo de personajes y situaciones que se entremezclan y cruzan, teniendo su propio espacio de acción.






A los aficionados a las letras nos gusta socializar, conversar, conocer gente. Como tenemos gustos similares convivimos y comulgamos. Se escribe por diferentes motivos, por hobby, para escapar de una pena, pero también porque nos apasiona. El escritor tiene  el don  del  verbo y tenemos algo que expresar al mundo.  Trasmitimos conocimientos, estimulamos a  nuestros lectores.   La pluma es una gran compañera y podemos hacer catarsis, crear un espacio íntimo, mágico, o sobrenatural.  De acuerdo a la individualidad.


"La pluma es un  arma más fuerte que la espada"




  Convivio en la  Cd. de México



Llegaron de diferentes colonias y estados. Nos  presentamos. Enseguida leímos nuestros textos.  Posteriormente, iniciamos una plática interesante sobre diversos temas:


“Hola soy Pedro”,  me dijo aquel muchacho escudriñándome directamente a los ojos.  Un joven médico de 24 años.   Tiene un aspecto despreocupado y una conversación inteligente.  Tomamos una copa, pero él se sirvió varias.  Nos  comentó:  "no  me importa lo que piensen los demás, soy dueño de mis actos”.  En algún momento opina: “dicen que beber es suicidarse lentamente, y yo no tengo prisa”.  Demuestra sagacidad  y  monopoliza la conversación.  Escribe cuentos y algunos poemas.





Tiene madera de narrador pero anda mal en ortografía como casi todos los poetas.  Creía que los médicos escribían sobre anatomía y epidemias.   Pedro sabe disertar sobre mecánica cuántica, física nuclear, y política.  Luego afirma socarronamente que sólo había leído una frase en algún pasquín.  Es simpático, así que lo dejamos platicar a gusto, que se explaye, que nos divierta.   Su  sinceridad nos agrada.


De pronto, parece que lo invade la nostalgia y entonces da la impresión de llevar una gran pena.  Es un ser sensitivo y con gran creatividad.  Cordialmente me pregunta, --¿así que Ud. escribió “Los huevitos más bellos del mundo?”, le contesté que sí, mientras Javier comenta con sarcasmo: “Es el cuento que todos esperábamos”.   Gulp, y pensar que no lo traje pues no considere pertinente leerlo aquí.  Hago una apología de mis  padres  y  cuestiono la fe del  mexicano.  Les dije a manera de disculpa: "lo subiré a la red y ahí  podrán  leerlo. No les quedó otra que asentir.  Enseguida leo otro cuento, "Corazón de Baby", espero que lo hayan  disfrutado.


Continuó  leyendo su   cuento Tania, a ella la conocí en un encuentro de cuenteros en Coyoacán, ahí donde vivieron Frida   Kahlo  y  Diego Rivera. Como ya nos habíamos tratado le hice una entrevista llamada: “Bailando en medio de la confusión”.  Es simpática, sociable, escribe sobre cuestiones psicológicas y tiene una gran chispa. Me habían invitado a otras reuniones pero no pude asistir.  Formo  parte  de esa pandilla de aficionados a  las  letras.


Tania es la candela del grupo y tiene madera de lideresa pachanguera.  Se lleva bien con todos, pero a veces se muestra taciturna, como si anduviera en busca de la felicidad y no la encontrara.   Bueno, se trata de una narradora y es comprensible su actitud  camaleónica.  Te refrendo mi amistad querida Tania.  Sigue siendo la animación del grupo.  Un fuerte abrazo.


Toma la palabra Moctezuma,  es un muchacho que parece extravertido en los foros.   En la reunión se comunicó con todos, pero casi no charló conmigo, se limitó a observarme.  Seguramente ha leído mis controversias en los foros y se pregunta si así soy de belicoso. Tiene un porte tranquilo y sus ojos vagan al infinito.   Tal vez añora un pasado azteca que ya no existe, pero él está seguro que regresará algún día. La era del VI Sol.


Es un fiel representante de nuestra raza.  Su actitud denota nobleza y sabiduría.   Seguro que a su lado adquieren serenidad hasta los tigres de  Bengala.  Toma con moderación, pero aunque reservado, se quedó hasta el final de la reunión.  Es  el tipo de personas que tenemos la impresión que ya conocimos en otra vida.  Es una pena que no escriba con regularidad.  ¿Nos volveremos a encontrar algún día?  Espero que sí.  Mientras tanto desde aquí te digo, ¡Salud,   Moctezuma  III!


Rodrigo H. Vera, cuando lo conocí en Coyoacán ( Sanborns de plaza  de los coyotes) parecía un gatito inofensivo.  Hoy que lo volví a encontrar parece un tigre defendiendo sus ideas.  Se ve que las hormonas han hecho su efecto.  Es el más joven del grupo -18 años- y tiene aspecto de intelectual precoz con sus pequeñas gafas.  Escribe sobre Viajes a Plutón y esas cosas.  No, no es aficionado a las drogas, simplemente tiene mucha imaginación y es bien parecido.  Es demasiado inteligente para tener vicios tan nefastos. 


Bebe, eso sí, bebe con mucho placer unas cervezas, se diría que nadie las disfruta tanto como él.  Juan Carlos --el dueño de casa-- nos invitó a pasar a la mesa a comer unos bocadillos.  Rodrigo se comió varios "hot dogs" que nos ofreció el anfitrión.   Lo interesante fue cuando empezó la discusión sobre Carlos Cuauhtémoc Sánchez, escritor  famoso.  Es  el autor de  “Juventud  en  éxtasis”.    Ahí sí ardió Troya.  La mayoría lo defenestró y opinó que era un pésimo escritor.  Yo comenté que un mal autor nunca tiene tantos lectores.  “Sólo hace una recopilación de filosofías orientales”, expresó Rodrigo.  Contesté que Cuauhtémoc era el escritor con más proyección en la actualidad.  Sus novelas se venden como pan caliente



--¿Qué hay de malo que un escritor tenga tanto éxito? Expresé, ¿o que trate en sus novelas problemas del amor o adicción juvenil?   Bueno, es el escritor más leído, y pienso que le tienen envidia.   Tiene millones de  lectores.  Pero Rodrigo repite lo que afirman sus detractores: “ese autor no sirve, es malo, no lo lean”.   Debemos ser críticos imparciales y objetivos.  Hay mucho que aprender de un escritor que tiene tantos Best-sellers.   Te refrendo mis simpatías joven Rodrigo,  Joven crítico de las letras, aunque te caiga mal este autor.  Rodrigo  tiene un  gran futuro como escritor.  Talento y personalidad te sobran.




Ana Rocío, tiene un nick muy curioso “asesina serial”.   Afirma en sus cuentos: “Toluca me queda chica”, y se va de juerga al DF a convivir con los cuenteros.  La vi muy acaramelada con su amigo Florentino.  Ella no llevó cuentos a la reunión, ¿para qué? Si ella no iba precisamente a leer, sino a seleccionar pacientemente su próxima víctima.


Me intimidó con su mirada cuando le pregunté: ¿Así que tú eres la "asesina serial"? Me contestó: “Si wey y a ti qué te importa” Pensé que tal vez sería la famosa “mata viejitas” de la capital.  Pero, no, ella no tiene aspecto de ser una asesina ordinaria, sino más cerebral, más psicópata.  ¿Será prima o hermana de "Landrú" o “Jack el destripador"?  Por momentos el ambiente se torna tenso, no era para menos, de un momento a otro alguien podía perecer.





Me quebré la cabeza pensando si prefería armas punzo cortantes o quizá una metralleta.  ¿Y qué tal si opta por los envenenamientos colectivos? ¡Dios santo! Y yo aquí bebiéndome una cerveza y comiendo hot dogs.  Me atemoricé cuando la vi empinándose una cerveza, y pensé: ¿a quién se le ocurre darle de beber a una asesina serial?


Después la vi muy tranquila tomándose fotos, muy sonriente. El alma me volvió al cuerpo se despidió de mí con un beso, y no, en ningún momento intentó asesinar a nadie, se dedicó a conversar muy extravertida con  todos los asistentes. Pero no hay que confiarse mucho, tal vez le caímos bien, y decidió refrenar sus impulsos homicidas para otra ocasión.  Te saludo con afecto, y prefiero tenerte como amiga.  Un gustazo conocerte.





Josué,  a él lo conocí en otra tertulia en el “Mesón del buen tunar”, en Coyoacán.  Llevaba una gorrita de pachuco y me senté frente a él al otro extremo de la mesa. Tiene una mirada penetrante y te  ve como si quisiera desnudarte el alma. Al parecer puede ver el interior de los demás.  Posee una simpatía cálida y se adivina en él una gran fuerza mental.  Escribe poesías con un estilo muy peculiar, aunque sus letras son góticas, un tanto cosmogónicas.


Son interesantes sus cuentos sobre filosofía prehispánica.  Tiene uno que se llama: “la casa de las estrellas”.   Parece un reencarnado azteca que ha venido al mundo con una misión, preparar el camino para la llegada del IV Sol.   Leí su poema, “Y es que soy muy pobre”.  Déjame decirte, camarada, que la pobreza no es un estigma, amigo,  sino un impulso para crecer, un acicate para alcanzar nuestros sueños.


Obviamente, no son vivencias personales sino hondas reflexiones. Evidentemente,  le gusta socializar porque asiste regularmente a las reuniones.  Aunque le falta disciplina al escribir como casi a todos los autores.  Me caíste bien, amigo, aunque no te simpatice Carlos Cuauhtémoc Sánchez.  Es muy respetable tu opinión.  En hora buena. Un fuerte abrazo.





Angélica Santos,  Tiene unos ojos preciosos, expresivos,  pudiera conquistar un premio que la motivara a ser una gran escritora.   La conocí en otra reunión en Restaurante Sanborns de Coyoacán, me dice: “lo estaba esperando para tomarnos una copa”.  Resulta que a través de un foro habíamos hecho un pacto para llegar antes que todos y echarnos una platicada.  En plan de amigos y sana diversión.   No pude llegar temprano pero mi mayor gusto fue conocerla.  Platicamos largo rato, es extravertida la chica.  Es guapísima. “Leo mucho en mi trabajo”, me comenta. Le contesté que yo

también.

Es una lástima que escriba a cuentagotas porque lo hace muy bien.  Esta vez no trajo sus cuentos y prefirió escuchar pacientemente a los demás.  Conversa, fuma, saluda, y toma infinidad de fotos.  En su página se aleja un tiempo, deja de escribir, luego retorna prometiendo asistir a las reuniones.   La noto un poco confundida, pero le encanta divertirse, convivir. En sus textos afirma haber perdido un gran amor.





Ojalá valga la pena ese muchacho, Angélica.  Si un tipo te hace sufrir no debes permitirlo.  Porque el amor es grata compañía, espacio compartido, disfrutar a la otra persona aquí y ahora.  Llora, desahógate, da pataditas en el suelo, y búscate otro.  Pero a  la  voz de  ya.  Ud. se lo merece porque es muy bonita para permitir que cualquier mediocre la haga sufrir. Te refrendo mi amistad querida Angélica.  Que te recuperes pronto.  Un tierno abrazo.


Florentino,  lo conocí en una página de loscuentos.net hace varios años.   Se expresa con propiedad y tiene conocimientos sobre arte, pintura, cine.   Sus comentarios en los foros arman polémica.  Como crítico es incisivo y despiadado.  Fue de los primeros en llegar  a la reunión.  Hace un tiempo discutió conmigo porque escribí un texto sobre la vida de Lupe Vélez. 


Me criticó el hecho de haberla elogiado como una gran estrella de cine, “¿por qué no elogias a Carmen Miranda?”, observó“Lupe Vélez se hizo famosa por tener muchos amantes”.  Florentino, destaca con sus comentarios mordaces y una actitud de saberlo todo.  Es una lástima que se haya alejado de los foros porque es analítico y divertido.  En esta reunión se negó a proporcionar su nombre: “yo no escribo, y nadie me conoce aquí”. Pero yo ya conocía su nombre a través de la red.  Le gusta polemizar y  no le guardo rencor a mis detractores. Me ayudan a ubicarme y mirarme en perspectiva.





En la reunión platicó, bebió, y se tomó varias fotos.  Más tarde se despidió gentilmente.  A otro día nos volvimos a encontrar en el zócalo como si México fuera una placita de pueblo. Yo estaba hambriento y  él  estaba ahí  comiendo.  Me saludó con  una  sonrisa.  Ahí decidió identificarse conmigo: “¿Se acuerda de mí? Nos conocimos en una discusión en los cuentos.net”.   --¡Claro que me acuerdo!, le dije, si eres el mismo que me “destrozó” en mi foro.  Nunca pensé encontrarte aquí. --Bueno, ¿a qué te dedicas?


“Salgo dentro de dos horas a Nueva York, me dedico a pintar cuadros", explicó amablemente.  Más tarde llegó otro colega suyo que también pinta.  La plática se tornó más interesante.  Dos pintores con talento y un poeta aventurero.  No estaba nada mal pero Florentino se tuvo que ir al  aeropuerto.  Te  saludo gentilmente camarada. Te saludo con afecto..


Javier,  un señorón que yo no conocía pero llegó con su esposa a la reunión.  La señora se mostró ausente como si algo le incomodara. Javier, escribe en una página literaria llamada: Ficticia.com.  Dice que también modera el foro "La marina".   “Ahí tallereo cuentos cortos”, comenta.  La mayoría de los presentes ya nos conocíamos en  diversas páginas  que abundan en  la red.


Es un conversador nato, centrado, amante de la polémica.  Es también detractor de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.  “Para qué escribir una serie de recomendaciones que nadie sigue”.  A partir de eso leí sus cuentos y me gustó su estilo ameno.  Mantuvo una conversación de altura, bebió con moderación, y disertó sobre los clásicos.   Adoptó una actitud condescendiente con todos los muchachos.


Me cayó bien, a una hora pertinente se retiró.  Le expresé: "Me gustaría participar en su taller".  Contestó: “me dará gusto verlo por ahí”.


Su esposa, no dio el nombre. Nos explica Javier que “ella también escribe novelas, pero no publica en Internet”, advierte.  Claro, porque aquí estamos puros noveles.  La señora es bonita, gentil, observadora, debe ser una profesional de la pluma.  Sonríe a  todos al despedirse.






Juan Carlos,  Fue el anfitrión del evento y es carácter apacible muy parecido al de un clérigo.  Dice que tiene cara de delincuente, pero yo le digo que se parece al cura de mi pueblo.  Nada más le ponemos sotana, la gorrita, y asunto concluido.  Es aficionado a la fotografía y comenta que trabaja en un diario capitalino.


Hospitalario, condescendiente, sus fotos deben ser de antología.  Tiene un blog en la red y anotamos su web.  Anduvo repartiendo cervezas y  copas pero él solo tomó una agüita colorada muy parecida a la granadina.  Eso sí le gusta captar y sorprender a los demás como buen paparazzi.  Supuse que pertenece a  Alcohólicos  Anónimos, o en el mejor de los casos, a una comunidad religiosa.  De cualquier manera, lo felicito, no necesita cervezas para pasársela a gusto.


Nos presentó a su hijo, un niño agraciado de dos años.  Se parece a Juan Carlos pero el niño es más hermoso.  Lo visten con elegancia y su madre está orgullosa del pequeño.  Tiene razón porque tiene algo especial en sus ojos.  Por cierto la señora anduvo atendiendo a todos hasta bien entrada la noche.  “No gustan una botanita”, o “¿le guardo sus papeles?”.


Su hogar es un dechado de armonía y buen gusto.  La casa es de dos plantas muy bien distribuidas.   Juan  Carlos es sumamente cariñoso con su hijo“Salgo de trabajar y me vengo pronto porque mi niño todo el día  pregunta, papi, papi”.  Es un buen hombre y su esposa una maravillosa mujer.  El niño se despidió para subir a dormir. Su madre le agitaba sus manitas. 


La señora tiene dos poemas en su página.  Me gusta la descripción que hace del centro histórico, lugar donde vivió.  El poema se  lo dedica a su retoño.  Aquí les dejo un fragmento: “Por ti mi gran amor, mi pequeño, mi gigante, mi locura, mi delirio, mi mejor rama de olivo, mi añoranza más presente, mi pirata de la luz de la mañana, para ti cariño mío, mi pequeño gran gigante".  Creo que cualquier comentario sale sobrando.


Rubén y Frank: Llegaron tarde, pero llegaron.


Frank, es otro joven médico mal valorado por la sociedad.  Llegó expectante y ecuánime a la tertulia.  Más tarde andaba haciendo maromas con los asistentes porque las fotos no mienten.  Es una persona amable, bastante expresiva.  Habla como si fuera Confucio  o un científico  de la antigüedadEs el que más platicó conmigo, nos identificamos de  inmediato.


“En Chiapas la gente no valora a los médicos, nos tratan muy mal”, explica.  Al final nos quedamos los más sociables y conversadores.  Nos agarramos un mano a mano con Pedro, Frank, y un servidor. Juan Carlos, la hizo de referí porque estuvimos a punto de agarrarnos a trompadas  –es broma-.  Cada uno tratando de imponer sus puntos de vista.


Rubén,  llegó al final saludando a todos y se tomó un millón de fotos.  No lo vi tomar cervezas, solo fumaba y saludaba con displicencia.  No se integró a la tertulia sobre autores y le encantan  las reuniones.  Tiene un aire sosegado y una mirada de sabueso.  Es de TampicoEn un cuento lamenta tener 30 años y comportarse como un niño: “hoy estoy mejor que nunca”, afirma.  Es un soñador nato porque sus ojos vagan hacia la forma y belleza.


Escribe: "añoro la provincia, el mar de Tampico, pero tengo la esperanza de convertirme en un literato famoso en México, DF".   Con un golpe de suerte chance y se convierta en un escritor de Best-sellers.  No sé si escriba con regularidad que mucha falta le hace.  En algún momento se despidió con su vestuario a la Sherlok Holm.  Un gustazo conocerte, amigo.  Nos vemos en la próxima reunión.






Es la una de la mañana y debo irme al hotel.  Nadie sabe  que soy abstemio  y no me gusta desvelarme.  Se me marchita la piel.   Juan Carlos me dice: “puedes quedarte hasta el amanecer”, “te puedo pedir un taxi desde aquí”Tengo mucho sueño pero estoy a gusto con la charla.  Me dolía la boca y los oídos me zumbaban  --Tengo que descansar un rato, le dije a Frank.


Afuera se encuentran Tania, Juan Carlos, Pedro, Moctezuma.  Juan Carlos pidió un taxi por teléfono que me llevara al centro.  Llegó el servicio y me tuve que despedir, se quedaron algunos compañeros.   Fue un placer conocerlos a todos.   Se  portaron muy buena  onda. Los felicito por su amabilidad


Al otro día dormí hasta las diez, me bañé, salí a comer, y me encontré a Florentino como ya expliqué.  Luego me dirigí a la Alameda, me senté junto a una fuente.  Fui a Tepito, Bellas artes.   Me compré unos botines de alta montaña. Visité museos.


Se hicieron las 5 y me dirigí al Teatro Blanquita, no hay cola.  Al salir cené costillitas  asadas y me encaminé rumbo a la Central de Autobuses del Sur.  Ya no tengo prisa y quiero dormir--:Por favor, deme un asiento donde no haya tele, le dije a la operadora.  “¿Le parece bien el número once?”. Subo al autobús y en el camino me duermo tranquilamente como un bebé. 


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