¡La dicha en la
madurez!
¿Bailamos?
Cádiz Molina
¿La gente mayor puede ser dichosa?
Por supuesto que sí.
Siempre y cuando el cuerpo
mantenga su fortaleza y
vigor sexual. La testosterona es
la hormona de la juventud.
Mientras el cuerpo la siga produciendo se mantiene la piel radiante y seductora.
La pareja se comprende en todos
los aspectos. He ahí
el secreto de la felicidad.
Cuando la libido y la ternura
no desaparecen nunca. Una esposa
prudente y cariñosa es un
tesoro invaluable para su marido.
Lo ama y respeta. Él
hace de ella su
razón de vida.
El amor debe cultivarse a diario.
Lamentablemente no siempre es así. Hay parejas
que no se entienden y
viven peleando. Son los
llamados matrimonios karmicos. Pronto
viene el desengaño y la separación. Un fracaso matrimonial desestabiliza a
cualquiera. Todos anhelamos
encontrar nuestra alma
gemela. Mientras no la conozcamos nunca seremos felices
en el amor. ¿Y
qué podemos decir
de las personas solteras? Pueden
ser más dichosas
que las casadas.
Son libres y tienen noviazgos
sin compromiso. El matrimonio
conlleva responsabilidades que no
siempre queremos afrontar.
¿A qué se llama la
edad madura?
Al tiempo cronológico y
emocional. Aunque hay personas
que nunca maduran aunque tengan
70 años. Una
vida sosegada es la
mejor característica. Va de los 40 a
los 70
años. Puede iniciar antes o después dependiendo de la naturaleza
de cada quien.
No todos poseemos los mismos
genes. Hay quienes
el tiempo parece no hacer estragos.
Pero dejando las
conjeturas a un lado
digamos que los individuos maduran cuando reflexionan sobre la
existencia. Saben lo que
quieran y enfrentan con estoicismo
los golpes de la
vida. Los jóvenes toman la vida muy a la ligera. Dicen que
a un hombre las canas lo hacen más interesante. Una
dama con la cabeza blanca
pierde todo su
atractivo. Las féminas maduran
más pronto. Llega la
menopausia y dejan
de ser fértiles. Los hombres pueden serlo a
cualquier edad. Un muchacho de 15 años aún luce desgarbado. Una quinceañera es toda una mujer.
¿La madurez nos trae
la maestría?
Sería de esperarse. A esa edad somos expertos en nuestras
actividades. En el
amor, en actividades sociales y culturales.
Adquirimos habilidades con la experiencia. Nos volvemos cautelosos y analíticos.
Antes de tomar decisiones importantes lo pensamos dos
veces. No reaccionamos impulsivamente. Hemos llegado a la edad dorada.
Conservamos equilibrio emocional. Los sentimientos y emociones se mantienen bajo control. Somos más respetados y escuchados. Máxime si aportamos conocimientos en algún sentido. Si tienes un patrimonio serás doblemente admirado. En nuestra sociedad materialista, equivocadamente, tener dinero es sinónimo de estatus. Podemos ser dichosos con lo elemental. Hombres y mujeres mayores mantienen su atractivo sexual. Inclusive, pueden volver a casarse. A veces entran en juego intereses económicos.
La rutina y el
hastío de la
pareja.
Se
acostumbran tanto a la
convivencia mutua que pierden
el interés. Todos los
matrimonios tienen desavenencias
pero las superan con
inteligencia. Necesitamos un espacio propio para no sentirnos abrumados. Estar solos es bueno para la salud mental. Resulta fatal cuando las parejas se lastiman
y se pierden
el respeto. Señal que se
ha terminado el amor. Viene la
infidelidad o desintegración familiar.
Quien ama de verdad no tiene ojos para
nadie más. Los adúlteros son personas inestables. Vacías.
El matrimonio
solo es una faceta de la dicha.
Hay otros
factores igualmente importantes. La salud,
el éxito, la armonía, la creatividad, multiplican
el entusiasmo por la
vida. Mantener metas a
cualquier edad. Ser detallistas
con la pareja y
aceptarla tal como
es. Es obvio
que nadie es perfecto. Un
adulto sin esperanzas le llega la decadencia. El
ocio nos mata lentamente las neuronas. La felicidad
se compone de pequeños instantes eslabonados.
¿Somos más comprensivos en la madurez?
Debiéramos serlo. Poseemos toda gama de experiencias. Apreciamos
el gozo y valoramos el sufrimiento. Los desengaños nos hacen
mejores soldados. Perdemos
el temor a la vida y a la
muerte. Vemos el lado positivo en cada circunstancia. Finalmente, nadie
se lleva el carro completo de
la dicha. Siempre hay algo que
nos hará falta.
¿Tenemos lo que merecemos?
Sin duda. Es
un axioma universal. Hay
quien tiene dinero pero le
falta salud. Otros están
sanos pero privados de su
libertad. Hay quien tiene
una familia armoniosa pero no un
trabajo prospero. Siempre hay cosas que se nos dan en abundancia. Quizá inteligencia,
valor, talento, belleza, un
corazón generoso. No debemos
envidiar ni compararnos con nadie.
Tenemos lo que hemos sembrado. Ni
más ni menos.
¿Has pensado en todo lo que posees?
Si haces un
balance honesto saldrás ganando. Tal vez fama, libertad, fortaleza interna, disciplina, voluntad
férrea, amor? Hay quien es dichoso sin necesitar
nada de esto. El júbilo brota del corazón
y no de lo externo. No debemos preocuparnos de lo que
carecemos. Podemos enfocar
mejor nuestras metas. Aprender
de los errores.
¿Todos los maduros
somos centrados?
No siempre es así.
Podemos cometer locuras a
cualquier edad. Tropezar o perder la
perspectiva. Enamorarnos de una persona más joven. Cambiar de ciudad o de profesión.
Experimentamos cambios en todos sentidos.
Podemos Fracasar muchas veces hasta que damos en el clavo. “El camino
hacia el éxito está empedrado de
fracasos”. Nunca perder la fe en
nuestros talentos.
Agarrarnos de la mano de Dios.
La vida es un desafío constante.
Venimos al mundo
a aprender. Los desengaños templan nuestro carácter. Podemos enfermarnos gravemente y no morir.
Caer y volver a levantarnos. Hay una lección
en cada tropiezo.
En el mundo hay dos
clases de personas: Las que
hacen algo y quienes se dedican a contemplar lo
que otros hacen. ¿Tú, a cuál perteneces?
La madurez, está
gobernada por Saturno.
Cronos –el planeta
del tiempo- es el gran maestro. Nos trae
responsabilidades y disciplina.
Nos obliga a pagar nuestras deudas de
vidas pasadas. Enfermedades,
pobreza extrema, desilusiones, desamor, etc. Es
el planeta de la justicia. Somos
una partícula infinitesimal del basto universo. Contemplamos un cielo tachonado de
estrellas. Llegó la hora de saber quiénes somos, a dónde vamos.
Acercarnos a Dios a quien rendiremos cuentas algún día.
Cuidar nuestra alimentación. Hacer ejercicios para mantenernos
fuertes, sanos.
Somos una máquina perfecta. Un automóvil necesita mantenimiento y el físico también. Siempre
que no hayamos malgastado nuestro
capital de vida
con vicios. Nos aguarda una madurez tranquila. Nuestras facultades creativas se mantendrán
firmes. Estaremos en la vereda de la
buena fortuna. No hay nada más estimulante que una
persona con alegría de
vivir. Bromista, mesurada, bailadora, sincera, ecuánime. Es un
ejemplo vivo para los demás.
El Sol proporciona la alegría de vivir.
Sin su luz únicamente habría tinieblas. Gobierna la generosidad y fortaleza. La virilidad y expansión de la conciencia. En las culturas antiguas era el símbolo del Padre o gran Logos solar. Todos los planetas giran alrededor de el. ¿Tienes una idea de su importancia?
Es maravilloso
ver sus
fulgores reflejados en el
campo. Los rayos
caen en las hojas como
serpentinas de oro.
Agradecer diariamente por
estar vivos. Algunas veces contemplamos los 7 colores
del arco iris. Es
un regalo del cielo
apreciar la aurora
y el ocaso. La
epifanía se ve mejor desde el cenit. Cuando tengas un problema sube
a la montaña más alta. Al descender
te sentirás más ligero y sosegado. Verás que sobredimensionaste el problema. Aparecerá la solución.
Las personas altamente espirituales contemplan
el microcosmos y el macrocosmos.
Aprecian mejor el lenguaje del corazón. No le dan
importancia a las cosas materiales.
Saben que ahí no se encuentra la felicidad
sino en lo interno. Es la
capacidad de dar sin esperar nada
a cambio.
Si en una vida anterior hicimos mucho daño no encontraremos la felicidad en la actual. Podemos pedir perdón y regenerarnos. Hay karmas pesados como la ceguera, la locura, la mendicidad, el cáncer, etc. Todo queda registrado en el libro de la vida. La actual es una oportunidad para pagarlo. O para recoger el fruto de las buenas acciones. “Haz obras buenas para que pagues tus deudas”.
Escribo con el corazón...
"Pensar alto, sentir hondo, y hablar claro".
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