viernes, 13 de agosto de 2021

 Los infantes nos enseñan a ser felices





 

Cádiz Molina


 "Despierta por la mañana con el espíritu que tenías cuando eras niño".


Es  admirable para  cualquier observador ver cómo los niños se relacionan entre  sí.  Son  gregarios por naturaleza  y  hacen  amigos con  facilidad.  Aunque no  se  conozcan se  acercan unos a otros y  se miran  con  simpatía.   Se  prestan sus  juguetes y  en seguida ya  están  compartiendo como si se  conocieran de antaño.   En  el parque, en  la escuela o en  la vecindad, la  mayoría se llevan  bien.

No son rencorosos y  si  se  llegan  a  pelear olvidan  pronto las  ofensas.  "Los niños y los  borrachos siempre dicen la verdad".  Se  divierten  con lo más  común como jugar canicas, lotería  o rayuelas.  Los pequeños en los  primeros  5 años de vida solo piensan  en jugar, comer y  dormir.  No tienen responsabilidades y  es  una  época interactiva y  quizá la más  feliz.  Sobre  todo si tiene  un  hogar  estable y  unos  padres  que  los  aman.

La burbuja  del bienestar infantil se  termina al llegar la edad  escolar.  Se  acabaron los juegos y  el sueño hasta bien entrada  la mañana.  Finaliza una vida  sin  responsabilidades  Ahora  tiene que levantarse temprano,  bañarse,  cambiarse,  y  tomar un  desayuno  que no le apetece.  Se  enfrenta a  un  mundo nuevo con  maestros  y compañeros  desconocidos.  El niño llora  al separarse del seno  familiar.  Pronto se  acostumbra y  termina pintando,  cantando y bailando.  Del casillero del hogar  pasa al casillero de la  escuela.

“El hogar es la primera escuela”.  José  Vasconcelos.



Claro, es una premisa. Para un  profesor es fácil conocer el medio ambiente del pequeño. Si  es peleonero o dice palabrotas es porque es el espejo de su  hogar.  Si es  tímido o callado posiblemente sus  padres lo maltratan.  Si  es  responsable o extravertido es  porque  en su casa  hay  libertades y  valores.  Afortunadamente, la mayoría de los pequeños  son  fáciles de  educar. 

Los niños de hogares  destruidos.

Ahora bien, arriba hablamos de infantes con  hogares bien  integrados.  ¿Qué  sucede  con los niños de la calle o padres divorciados? Con  ellos la  vida  es de color gris.  Sus  progenitores al separarse  no les importa  lo que sienten sus hijos. El dolor emocional es tan profundo  que  prefieren  callar. Si  sus padres son  adúlteros pueden repetir esos moldes de  conducta al crecer.  Un niño maltratado prefiere  renunciar  al hogar  y escapar de su  triste  realidad.  Carece de ilusiones y  pierde la alegría de vivir.  Terminará con malas compañías o drogándose.  A  menos  que tenga un asesor  que lo vigile y oriente.

Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre (Jean-Jacques Rousseau)

Los pequeñitos no sienten  deseos  de  venganza.  Cazar  mariposas o volar un papalote  los  llena  de  júbilo.  Somos los  adultos  quienes les  enseñamos a odiar.  Les mostramos  la codicia y  envidia. De los infantes podemos  aprender mucho si quisiéramos.  Por Ej., sonreír con   facilidad  como los bebés.  Los mayores somos más cautelosos y reservados. Solo nos abrimos cuando conocemos   a quien  tenemos enfrente.  Es  raro que un adulto nos regale una  sonrisa.  ¿A  qué se debe esa falta  de empatía?




A  que vivimos en  un  mundo convulsionado por  la violencia y mentira. Prevalecen la corrupción y  mala fe.   Nos miramos  con  desconfianza ignorando en  qué momento nos asaltan.  Las mujeres temen ser  agredidas sexualmente.  Niños que  pueden  ser presa fácil de  pederastas en redes.  La  cultura y la raza  tienen mucho  que ver con nuestro temperamento.   Montesquieu, dijo al respecto: “el clima determina el carácter de  los pueblos”.  Los norteamericanos sugieren  sonreír en  todo momento.  En  calles y  aeropuertos hay  slogans con esta  consigna: “Con  la sonrisa,  siempre con la sonrisa”.   Los mexicanos nos llevamos bien únicamente entre grupos de amigos.  Los hombres convivimos con varones y  las  mujeres con féminas.   El Yang  y  el ying. La  parte masculina y  femenina. 

Las pandemias y  el daño psicológico.

Pestes como el covid 19 nos obligan  a  encerrarnos.  La mayoría por temor al contagio.   El gobierno  y  los medios  se  esfuerzan en  combatir el virus.  Ese miedo lo  trasmitimos a  los pequeños  que  son tan  efusivos.  Necesitan  grandes  dosis  de  cariño.  Nos duele no poder  abrazarlos y  besarlos.  El covid  ha  agudizado el distanciamiento  social.  El aislamiento nos estresa y traerá graves consecuencias:  Económicas, académicas, culturales,  psíquicas.  Afecta sobre todo  a  los infantes quienes necesitan la convivencia  diaria. 

 La infancia es una etapa maravillosa. No hay pasado, no hay futuro; sólo un presente que se mira con inocencia e ilusión (Carla Montero)

Las epidemias han  asolado a la humanidad a lo largo de los siglos.  Basta  recordar: “La  peste negra” (1347- 1353) que  diezmo en un 60 por ciento a la población europea,  africana y asiática.  “La  gripe española”,  que mató varios millones en 1918.  La viruela que trajeron los españoles a centroamérica cuando nos "conquistaron" a balazos,  en  1421.  Trajeron muerte y esclavitud.  


Habrá un  antes y  un  después del covid.

Se  irá  quien se tenga  que  ir.  Aun cuando sea erradicado  ya nada  será igual.  Cambiarán  nuestros valores  y  apreciación  de la vida.  Las  peores crisis tienen siempre su lado  positivo.  Nos proporcionan algo  valioso: Nos acercamos más a Dios.  ¿Quién  sintiéndose en  peligro de muerte no ora? El miedo nos obliga a  refugiarnos en la fe.  Aflora  en nosotros la parte humana y  divina.  Nos volvemos más comprensivos y tolerantes.   Nos percatamos  que  somos un puñado de  tierra nada  más.  Esa delgada  línea divisoria entre la  vida y  la muerte. 

¿Cuánto dura  la felicidad  en  la  infancia?

Pueden  serlo en todo momento si  conocen la alegría y convivencia familiar.   Su personalidad  se desarrolla hasta los 14  años.  Cuando aparecen  su  inteligencia y  cualidades: generosidad,  valor,  nobleza, ternura.   En  adelante solo adquieren  habilidades  y  experiencia.  De  los pequeños podemos  aprender a ser dichosos.  Inclusive, pueden ser nuestros maestros.  Por  eso la Biblia  recomienda: “recuperar  la  inocencia  de  los  niños”.

Si llevas tu infancia contigo, nunca envejecerás (Tom Stoppard)

No tienen mayores  preocupaciones  que cazar mariposas o subirse a  un  columpio.  Los más pobres  se  conforman con  jugar canicas o las escondidas.  Curiosamente, un niño en  condiciones de miseria se vuelve creativo. No puede tener un  triciclo pero elaboran  sus  carritos con  cajitas  de  cerillos, madera, o cartón.  No les importa mucho la pobreza si tienen comida  y amor. 

No son nada  ambiciosos. A los adultos nos importa mucho  el dinero y  el confort.  Por  alguna razón la codicia nos atrapa.  Ellos carecen de vanidad  y orgullo.  No son  exigentes con  su  vestimenta.  Conforme crecen aparecen  la  envidia y mala  voluntad.  Si en casa no tienen  buenos ejemplos pueden terminar en una  correccional.  Con unos padres  pendientes  de  su  educación no tendrán esos problemas.


Con nuestras  actitudes les mostramos el rencor  y egoísmo.  Si  un niño ve golpear a su madre puede sentir odio o deseos  de venganza.  Si  en  casa  hay  educación y  buenas  maneras inconscientemente los  adoptará.  “El ejemplo es la vida en  lugar de la lección”.  La escuela solo contribuye a fomentar  su criterio.  Sus  progenitores los  llevan  como becerritos  a  un  potrero.

Los niños no lo saben, pero son los más felices de esta loca sociedad.

Para  un  profesor  es  fácil conocer  de  dónde vienen sus  pupilos.  En la  forma de comportarse o hablar.  Si  hace  sus tareas y  es respetuoso sus progenitores se lo inculcan.  Si  es grosero o peleonero lo vive.  No nos engañemos. La  felicidad  es  una cadena  de  sucesos, como la  responsabilidad, el afecto  y  la bondad.  “De  tal causa  tal efecto”.


¿El cociente  de inteligencia  influye en  la felicidad?  (IQ)

Sinceramente no lo creo.  Los grandes  genios no siempre fueron felices. El escritor Edgar  Allan  Poe murió alcohólizado porque  sus cuentos no tuvieron  éxito.  Miguel de Cervantes, no fue  reconocido  hasta que  murió.  Bethoven, gran  compositor, quedó sordo y le afectó el aislamiento mentalmente.  Vincent Van Gog,  fracasó con  sus pinturas y  se  suicidó.  Hoy han  capitalizado  su obra y  son  considerados genios.  Un  científico vive pendiente de su nuevo invento que no tiene tiempo ni de comer. Albert Einstein  ni siquiera  se  peinaba.



Howard  Gardner, psicólogo norteamericano, afirma que  existen  12  tipos  de  inteligencia y  todos poseemos alguna.  Emocional, lógico matemática, lingüística, espacial, musical, corporal cinestésica, creativa, interpersonal,  naturalista, mecánica, etc.  No obstante, conocemos personas de mediana inteligencia  que parecen ser más  dichosas.  Es mejor  tener  códigos  éticos elevados  que un  IQ sobresaliente.  Hay  una larga  lista  de criminales bastante  inteligentes: Pablo Emilio Escobar Gavira, Hitler,  Stalin,  Idí  Amín, Jack el destripador, Goyo Cárdenas, Felipe Calderón, Fidel  Castro, Vicente  Fox, Daniel Ortega, Enrique  Peña Nieto,  Landrú, Florence Cazzes, etc.


La  inteligencia  emocional.

“La inteligencia emocional, dicho de manera muy breve, es la capacidad de percibir, reconocer y expresar nuestras emociones, así como comprenderlas y regularlas (moderando las negativas y potenciando las positivas) para nuestro mayor bien personal y social”1.

Niños con  grandes talentos.

Infantes con habilidades  especiales y una inteligencia superior a 150 grados  son considerados genios .  Saben  pintar, bailar o expresarse  con  propiedad.  Buenos para  las matemáticas y la lógica.  Son  desinhibidos y  una  lumbrera  en varias materias.  Un  niño con talentos destacados es como un águila en  medio de un gallinero.  A sus condiscípulos les provoca envidia y  lo miran con  recelo. Reconocen que entre  ellos  hay enormes diferencias.  Les ponen apodos o  se burlan de  ellos.  



Los profesores  deben tener la suficiente  perspicacia para comprender lo que  sucede.  Ganarse  la  confianza  del alumno y  ayudarlo  a  que  no se acompleje ni disminuya  su  autoestima. Por supuesto los niños  superdotados necesitan una  educación  especial.  Generalmente son más  maduros y aprenden muy rápido.  Desafortunadamente son una minoría.  Los niños genios se pueden contar  con  los  dedos de las manos.  

Origen  de  la orientación sexual.



Un  niño que  crece sin la presencia de un padre puede  confundir  sus  roles.  No tiene un  arquetipo masculino  con  el cual identificarse.  Se  siente minimizado en  su  hombría y no sabe cómo comportarse.  Son  hiper sensitivos y  pueden ser heridos con  facilidad.  Sus  emociones y  sentimientos lo desorientan.  Al llegar a  la adolescencia puede  sentir  atracción  por chicos de su  edad.  En  la  escuela un niño delicadito se convierte en el centro de  las burlas.  Sus  compañeros no saben  el daño  tan  grande que le provocan.  Tratarlo  como un homosexual es condenarlo a sentirse como tal.   El pequeño ni siquiera conoce el significado de la palabra.  Lo único  que  necesita  es  el cariño de un  padre.  No buscan  sexo sino afecto.   Los psicólogos le llaman: “hambre  de  padre”.

 


                                                                                     

Preferencias  sexuales adquiridas  o congénitas. 

El medio ambiente es  fundamental.  Los genes pueden ser  determinantes. Hay niños  que  nacen  con  ciertas inclinaciones.  Otros son  abusados en  su  infancia  por pederastas o  familiares.  Un pequeño acomplejado si  no recibe la  terapia  adecuada terminará  vistiéndose  de mujer.  Lo peor es que científicos y  la misma  OMS justifican  las  desviaciones sexuales.   Afirman  erróneamente que son  congénitas y deben  respetarse.  Los bebés no nacen homosexuales.  Sus  testículos producen testosterona  desde la más tierna  edad.  ¿Ignora la  ciencia  que pueden superar  sus  traumas y  llegar a  ser adultos perfectamente normales?  Nacemos con  un   pene y  grandes  testículos  que al madurar nos proporcionan  ríos  de  placer. Debemos agradecer  lo que Dios nos dio.

Niñas con  orientación masculina.



Con  frecuencia tienen  un padre golpeador, alcohólico,  o emocionalmente  frío.  Nunca las abraza  ni las  besa.  O una madre excesivamente controladora.  Ese ambiente carente  de amor se fija  en  su  subconsciente y puede  llegar a  pensar  que  todos los hombres  son  iguales.  En  la  adolescencia prefiere  la  compañía  de las  niñas.  De la simpatía viene la complicidad  y posteriormente  la  atracción sexual.  Llega el enamoramiento.  La niña no es lesbiana simplemente está confundida.  Es patético ver al LGTB haciéndose las  víctimas ante una  sociedad acusada  de  “retrógrada” o  "machista".  Dicen buscar comprensión pero son los primeros en  hacer  escarnio de  su  condición.  Casarse  y   vestirse de mujer resulta  grotesco. ¿Qué ejemplo le  pueden  dar a  un  niño adoptado? Biológicamente somos  bi.  Cierto. Energía yang (solar), y  energía ying (lunar).  

¿Son  felices los jóvenes con  preferencias diferentes?

No lo creo.  Carecen de la comprensión  familiar.  Pocas veces  encuentran  una  pareja  estable. Su  necesidad  de afecto es superior al deseo sexual.  La  sociedad desconoce sus traumas  emocionales.  La  soledad los orilla  a buscar  placer (para  sentirse  acompañados).  Entre  ellos hay grandes seres humanos.  Como amigos pueden  ser irrepetibles. Tarde  o temprano  terminan  renegando de  sí mismos.  Inclusive  quitarse  la vida.  





Aprender a ser felices desde la infancia(AUCA, projectes educatius)


“Hace cinco años la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió dedicar cada 20 de marzo como reconocimiento del importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas, en especial los niños.

Sin embargo, la idea de la felicidad como valor internacional comenzó en el Reino de Bután hace aproximadamente 40 años, cuando el Rey Dragón IV decidió que la filología de su Gobierno se basase en hacer felices a sus súbditos creando el concepto revolucionario: la Felicidad Nacional Bruta (FNB). De hecho, fueron ellos los que presentaron ante la ONU la idea de celebrar un día como este en todo el mundo.

Y ¿qué es ser feliz?. Según la RAE es el “Estado de grata satisfacción espiritual y física”, pero esto se queda un poco corto y limitado. Lo cierto, es que la felicidad es un sentimiento muy subjetivo que podría definirse como un estado de bienestar, seguridad y tranquilidad al que todos pretendemos llegar y mantenernos el mayor tiempo posible. Acceder a ese estado se logra disfrutando de todo aquello que implica un placer inmediato (una comida, un paisaje o una reunión entre amigos); y por medio de la satisfacción general lograr un objetivo.

Alcanzar ese estado de bienestar es importante hacerlo desde la infancia y como padres, educadores y tutores somos los responsables de conseguir que niños y niñas lleguen a él. Pero ¿cómo podemos ayudar a que nuestros pequeños aprendan a ser felices?

En esta tarea de ser felices desde la infancia, según dicen los expertos, es necesaria la construcción de la autoestima del niño/a y promover un ambiente lleno de alegría con el fin de construir en los infantes una personalidad saludable.

Una crianza afectiva y una educación adecuada contribuyen a que los niños/as puedan alcanzar la tan anhelada felicidad, promoviendo su autonomía y seguridad en si mismos. Igualmente, es muy importante que los pequeños se sientan estimulados a tener un comportamiento empático y solidario, lo cual los lleva a establecer relaciones sociales de calidad.

El juego y niños felices

Según un estudio elaborado por Imaginarium, la felicidad de los niños y las niñas estaría conformada en torno a aspectos como la amistad, las relaciones sociales y familiares y el pasar tiempo con sus seres queridos.

Otro aspecto, según Imaginarium, es el papel del ocio y del juego, una actividad necesaria y vital de la niñez para ser felices. A través de él los más pequeños maduran, tienen un correcto desarrollo cognitivo y afectivo, y trabajan más su pensamiento creativo. A pesar del nacimiento de las nuevas tecnologías y pantallas en la vida de los niños montar en bici, construir, instrumentos musicales o las manualidades son los juegos que más causan felicidad en niños y niñas.

Por medio del juego los niños pueden explorar sus emociones, identificar sus sentimientos y construir una inteligencia emocional que les permitirá afrontar con optimismo los desafíos de la vida. Por eso un niño que juega es un niño feliz.

8 claves para potenciar la felicidad en la infancia


Conseguir la felicidad depende de muchos factores, pero desde la infancia se pueden poner ciertas bases para que los niños y las niñas se desarrollen de forma armónica y saludable desde el punto de vista emocional.

·         Ser amable

Los niños/as experimentan mayores niveles de satisfacción y energía, son más cariñosos, agradables y gozan de estabilidad en su ámbito social.

·         Ser agradecido

Los pequeños desarrollan su actitud de reconocimiento y gratitud hacia las cosas que poseen. Dar las gracias favorece la estabilidad mental y enriquece su crecimiento en el entorno familiar.


·         Ser positivo

Educados en una interpretación positiva del mundo crea niños/as más seguros/as de si mismos/as.  El positivismo les ayuda a encontrar en la edad adulta oportunidades a nivel personal y laboral más fácilmente.


·         Cero etiquetas

Las etiquetas limitan el desarrollo de la identidad infantil y moldean negativamente su actitud.

·         No dramas

Es imprescindible educar a un niño/a para que le de a las cosas su justo valor, ayudándoles a diferenciar y a distinguir lo que realmente importa en la vida.

·         Logro personal

Los niños son más felices si consiguen sus objetivos por méritos propios.

·         Ser autónomo

Los niños/as desarrollan su independencia del entorno paterno conforme crecen, esto potencia la autoestima del niño/a y la confianza en si mismo. Dejarle realizar tareas por sí mismo es una manera de educar en la igualdad.

·         Inteligencia emocional

Es importante que los peques aprendan a controlar y regular sus emociones para resolver cualquier conflicto que se les presente de manera pacífica. Esto generará tranquilidad y armonía en su carácter”.

Aprender a ser felices desde la infancia. (Auca  projectes educatios)

 

X Cap. Del libro: “Te  regalo 100 gramos de  felicidad".  








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