Cap.
XVI
“La vida es una fiesta
para quien sabe vivirla”
José
de Cádiz
Justamente el día que Marilyn se
encontraba en mi casa llegó a visitarme Fabiola. Me desconcerté, pero
recuperando el aplomo invité a mi novia a conocer a Marilyn. La actriz ya me
había pedido antes que se la presentara. Después de una escena de celos aceptó
subir a saludarla. Sabía que se moría de curiosidad porque ella la admiraba
tanto como yo. Tuve buen cuidado de ocultarle que la rubia había pasado ahí la
noche.
Fabiola, nunca se había mostrado
celosa y era demasiado libre e independiente. Era lo que me gustaba de ella.
Nunca me exigió nada, ni me cuestionó en absoluto, excepto ese día.
Respetaba mi trabajo como yo el suyo. Como recepcionista hablaba
fluidamente el inglés. Le gustaba leer biografías de sus actores
favoritos.
Abrí la puerta del cuarto y Marilyn
se encontraba absorta leyendo en el sofá. Levantó la vista y su mirada se
cruzó con la de Fabiola quien se quedó pasmada contemplando el rostro agraciado
de la estrella. Efectivamente, esa muñequita tan linda era ella, no podía
creer lo que veía. La actriz la saludó amablemente:
--Hola, linda, ¿la novia de Joe?
--Encantada de conocerla, señora.
--Por favor, llámame Marilyn.
--De acuerdo, Marilyn, ¿de
vacaciones en Acapulco?
--Sí, amiga, vine a conocer sus
maravillas. El cine me absorbe y no tenía el gusto. Joe me ha llevado
conocer sus playas que son de ensueño. ¿Por qué no te has unido a nosotros?
---Trabajo todo el día, y tampoco me
han invitado.
--Quedas invitada. ¿Vives en este
paraíso?
--Desde hace muchos años.
--¡Fabuloso! Me encantaría vivir
aquí.
--Puedes venirte a radicar cuando
quieras.
--Por el momento no puedo... tengo
algunos problemas.
--¿?
--¿Algo de tomar? –Tercié en la
plática--, tengo vodka, café, y jugo de naranja.
--Jugo de naranja, por favor
–contestó Fabiola.
--A mí también –secundó la actriz.
Me dirigí a la cocina mientras se enfrascaban
en una plática interesante sobre la carrera de Marilyn. Hablaron de sus
películas y matrimonios. Fabiola era cinéfila de corazón y coleccionaba posters
de sus actores favoritos. De pronto, la charla dio un giro inesperado. Fabiola preguntó:
--¿Es verdad que escribes un diario?
--Desde mi primer matrimonio. Ahí lo
tienes.
--¿El famoso libro rojo?
--El mismo. Joe lo está leyendo.
--¡Lo está leyendo! Se supone que un
diario es confidencial.
--No tanto. Tarde o temprano
el público lo conocerá. También leo las poesías de Joe.
--Precisamente, lo leía cuando
llegaste, Fabiola –añadí.
--Lamento haberlos interrumpido.
Ahora con su permiso me retiro. Debo hacer algunas compras. Un
placer conocerte, Marilyn.
--¿Te vas? Me gustaría invitarlos a
comer.
--En otra ocasión. Gracias de todas
maneras.
Acompañe a Fabiola a la puerta.
Discretamente me comentó:
--No sabía que eras confidente de
Marilyn. Sigue leyendo su diario y luego me cuentas. Que la pasen muy
bien.
A Fabiola no le había gustado
aquella complicidad literaria. Casi en seguida la diva me pidió la llevara a su
hotel. Se sentía cansada por una noche de pesadillas y olvidó el diario en mi
casa. Yo deseaba continuar su lectura pero tenía que seguir vigilándola.
El comandante me mandó llamar y dijo
que era conveniente que la actriz cambiara de itinerario. Que le sugiriera
visitar Iztapa o Taxco de Alarcón. Después de lo ocurrido pensaba que la diva corría un gran peligro en el puerto. Me preguntó perspicaz:
--¿En dónde pasó la noche Marilyn?
--En mi domicilio.
--El reglamento prohíbe que un policía
se tome esas libertades.
--Ella tuvo miedo de regresar a su
hotel. Recuerde que la golpearon.
--Debiste reportarlo conmigo.
--Fue un error de mi parte, no volverá a suceder. Si ella acepta visitar otros balnearios le pido me
asigné algunos elementos para trasladarla.
--Lo siento, tendrás que hacerlo
bajo tu propia responsabilidad. Sólo cuentas con el permiso de llevarla. Otra
comandancia te auxiliará allá.
La situación se estaba complicando.
Hábilmente me estaban dejando el paquete de cuidarla. Mi superior no ignoraba
que si algo grave sucedía a la estrella le costaría el puesto. Era mejor
arriesgar un solo elemento. Una forma muy sutil de castigarme.
De todos modos fui hacerle a la actriz la propuesta. Tendría oportunidad de estar a solas con ella.
--Norma, ¿te gustaría conocer
Taxco de Alarcón? Es una ciudad colonial preciosa. Nadie te molestará allá. Necesitamos
despistar a tus adversarios.
--¿Qué tiene de particular esa ciudad?
--Hay hoteles campestres, restaurantes
al aire libre. En sus callejuelas típicas
te trasladaras a la edad media. Un
ambiente totalmente diferente.
--¿No podré seguir conociendo las
playas del puerto?
--En cuanto regreses podrás reanudar
tus paseos.
--No dispongo de mucho tiempo. Me
quedaré una semana más.
--Tiempo suficiente para divertirte,
¿cuándo te gustaría partir?
--Mañana mismo pero con una
condición.
--¿Cuál?
-- Que nos acompañe Fabiola.
--Eso no será posible, ella trabaja
diariamente.
--Entonces prefiero quedarme aquí. Únicamente cambiaré de hotel.
Marilyn podía tenía un carácter
difícil. El comandante no quería cooperar y ella empeñada en hacerse amiga
de Fabiola. Para colmo esta se había marchado muy molesta de mi
departamento. ¿Aceptaría esa invitación?
Fabiola desconocía la situación tan delicada
de Marilyn. Seguramente notó algo raro por haberla encontrado en mi casa. Sería difícil convencerla de lo contrario. Por
supuesto la actriz percibió su malestar.
Me encontraba ante una disyuntiva, pero tenía algo a mi favor, la mentalidad abierta de Marilyn. A ella no le
importaba mi noviazgo. Yo era una una aventura más. Un gesto generoso de
su parte.
Me dirigí a casa de Fabiola, ese día
no trabajaba. Me recibió fríamente y sin
invitarme a pasar. Le dije:
--Te traigo una invitación. Marilyn
desea que la acompañes a Taxco de Alarcón.
--¡Ay Dios y qué tengo que ver con
las vacaciones de Marilyn! ¿No te parece que haría mal tercio? –-contestó con
ironía.
--Por favor, ella quiere ser tu
amiga. Te comenté que corre un grave peligro en el puerto...
--¿?
Y le conté detenidamente su situación.
No le omití ningún detalle para convencerla. Me escuchó con interés y al final
dijo:
--No pienso convertirme en la
protectora de Marilyn. Tengo que trabajar. La obligación de cuidarla es tuya.
--Comprende, ella se niega a salir
de Acapulco. Puedes convencerla ofreciéndole
tu amistad. Aquí tienes su teléfono por si cambias de opinión.
Me retiré totalmente desesperanzado.
Pero las mujeres son impredecibles y a otro día llamó a la diva para decirle
que aceptaba ir a Taxco. Aclaró que no se iría con nosotros sino en su propio
auto. Entendí que tenía miedo y quería
tomar precauciones. Yo sabía que no la pasaría muy bien con ellas 2 como amigas. Me
sentía de alguna manera marginado.
Así las cosas dije a Marilyn que
alquilaría un auto para trasladarnos a media noche a la ciudad colonial. Yo la
esperaría a 2 cuadras de su hotel para evitar a los paparazis. Era conveniente
ser discretos.
Terminando mi horario renté un jeep todo terreno y me fui a casa. Tomé una
cena frugal y me apoltroné en un sillón.
Palpé el diario con regocijo. Era muy afortunado por tenerlo a mi
disposición. Aún era muy temprano y leería
hasta que llegara la hora de partir:
1 de abril, 1944
“Son las 9 PM y estoy desolada en mi
cama. Jimi se ha marchado nuevamente al frente de guerra. Sus obligaciones como
recluta lo reclaman. Se despidió de mí fríamente y ya no hicimos planes de nada. Traté de entregarle los 10 mil dólares que me dio el fotógrafo pero se
negó a recibirlos. Le dije que mi intención era ayudarlo y sonrió con sarcasmo.
Dijo que en las barricadas no necesitan dinero, ni tienen en qué gastarlo,
tampoco permiso de recibir visitas familiares. Me siento decepcionada y con
sentimientos de culpa. Presiento que no lo volveré a ver y que todo ha terminado
para siempre. Debo aceptar la realidad de mi desengaño. Hace un año
todo era tan diferente. Jimi era cariñoso y complaciente conmigo. Me siento frustrada y sin esperanzas. Debo volver al trabajo cuanto antes
o moriré de tristeza.
7 de abril, 1944
Hoy reinicié mis labores en la
fábrica. Mis compañeras se alegraron al verme y yo también. Aún tengo
esperanzas de recibir alguna carta de mi marido. Quizá no todo esté perdido y
comprenda mi situación. Lo extraño mucho a pesar de todo. Ayer lavé y planché el uniforme
sucio que me dejó, sus calcetines y ropa interior, la cama y sabanas aún huelen
a su masculinidad. Fotografías, vasos, sillas todo me recuerda su presencia. A
medio día comí con Clarita y le conté mis problemas. Me escuchó con simpatía y sugirió
tomara las cosas con calma. Me invito a pasar unos días en su casa para olvidar
mi decepción. "Eres joven y bonita, te sobrarán oportunidades", me animó.
Me niego a aceptar el abandono de Jimi. Tantos recuerdos quedarán aquí sepultados.
Pero no tengo alternativa y debo encontrar nuevos horizontes.
15 de mayo, 1944
Es claro que Jimi no quiere saber
más de mí. Me iré de aquí sin llevarme nada. Ni siquiera una fotografía suya, ¿para qué?
Si él ha dejado de amarme. No puedo vivir atada al pasado, debo ser fuerte y
mirar hacia adelante. Tal parece que los
hombres adivinan mi situación porque me lanzan piropos en la calle. Me
gustaría ser tan fea como una cucaracha para no ser objeto de su morbo, ¡casi
me desnudan con la mirada! Dicen mis compañeras que ahora puedo iniciar una
carrera como modelo. Odio la idea por ser causante de mi separación. Pensándolo
bien no tengo nada que perder y sí mucho que ganar. Mejor me gustaría estudiar
actuación y llegar a ser una gran actriz. Cuando mi madre me llevaba a los
estudios de cine donde laboraba yo soñaba con ser glamorosa. Siendo una niña me ponía sus zapatillas y me pintarrajeaba
todita frente al espejo. ¡Cuántas estrellas famosas deambulando por los
pasillos! ¡Tantos vestuarios bonitos de los extras actuando!
21 de mayo, 1944
Parece que el destino me empuja al
mundo de la farándula. Este día al salir de la fábrica ya me esperaba el fotógrafo. Me hizo una tentadora proposición:
"Vengo hablar con Ud. de negocios. Necesito que siga modelando para la
revista. Le ofrecemos contrato de exclusividad y un curso para estudiar
actuación. Llámame Ángelo, y estoy a tus órdenes". Me sorprendió la desfachatez
con que me habló. Por su culpa perdí a mi marido y ahora viene a
continuar la tarea. Apenas pude
disimular mi contrariedad. ¿Le contarían mis amigas que mi marido me abandonó?
¿Intervinieron ellas para que me ofreciera un contrato? No sé lo que sucedió pero
no voy a andarme con rodeos. Estoy harta de la pobreza cuando puedo aspirar a
una vida mejor. El técnico me dejó una
tarjeta con esta dirección: “Agencia de modelaje S. A”. Trabajaré esta semana y
el lunes me presentaré a las oficinas. Cuando menos ahí no ganaré el sueldo
mínimo.
28 de mayo, 1944
Me presenté a la dirección indicada.
Mis compañeras me desearon suerte y dicen que cuente con ellas para todo. Lamentablemente
las oficinas estaban cerradas por ser fin de mes. Qué lástima porque me hice un
nuevo corte de pelo y me lo pintaron de rubio. Ya no quiero ser la chica pelirroja. Espero
que también cambie mi suerte. Trato de ser valiente porque la vida es demasiado
ingrata. Siempre pensé que el matrimonio era un paraíso pero me equivoqué
rotundamente. Si supiera quién es mi
padre con gusto iría a verlo. Así no me sentiría tan desolada. Me gustaría
tener una familia con una linda abuelita, pero no tengo a nadie. Mi madre nunca
mencionó a mi padre, ¿será un hombre apuesto, interesante? ¿Y qué tal si es un
galanazo de Hollywood? Jajaja, no lo creo, ellos no serían capaces de abandonar una mujer embarazada. Me hubiera encantado ser hija de Rodolfo
Valentino y presentarlo como mi padre. ¡El astro de los años veintes era tan bello que las mujeres se
desmayaban al verlo!
9 de junio, 1944
Me presenté nuevamente a la agencia
sin abandonar mi empleo. Me recibió un señor gordo y feo. Me preguntó sin tapujos--:
¿Eres la putita de Ángelo? Contesté: “Soy obrera y no soy la putita de nadie, hacer
un desnudo no me convierte en una golfa". El tipo ni se inmutó y volvió
a la carga: “Eres asalariada porque quieres con ese cuerpo y esa cara ganarías
lo que quisieras. Vi tu imagen en la portada y francamente causaste sensación.
Será que nunca habíamos publicado un desnudo total. Pero, al grano, te
convertiré en la modelo mejor pagada si eres amable conmigo. La vida es una
fiesta para quien sabe vivirla. Tendrás que acompañarme a reuniones, cenas,
pasarelas. ¡Ah!, y ser discreta porque mi mujer es bastante celosa".
Guardé silencio desconcertada. El sujeto me cayó mal por su vulgaridad. Me
enfrento a un mundo totalmente desconocido. Hablaré con Ángelo mañana mismo.
10 de junio, 1944
Conversamos con el fotógrafo en un
café. Le conté la propuesta del ejecutivo y sonrió diciendo: “No te preocupes,
es el gerente publicitario, se cree un conquistador y trata de acostarse con
cuanta chica conoce. Tú siguele la corriente y yo me encargo que sus
pretensiones no se hagan realidad. Mira, en este medio debes estar prevenida y
usar tu inteligencia. El director es más amable y considerado pero también es
un casanova. Hoy le hablé de ti y me sugirió ofrecerte un contrato. Le
caíste bien y no ignora que eres un cheque al portador para la revista. Les
dije que eres mi novia para evitar tentaciones. No te asustes, lo hago para que
no te molesten. Yo te ayudo sin ningún interés. A leguas se ve que desconoces el
oficio. Aquí tienes un cheque y llámame cuando algo necesites. Tómalo como
un préstamo, en cuanto te firmen un contrato ganarás una mensualidad.
15 de junio, 1944
Ángelo, se muestra generoso y
condescendiente. ¿Será sincero o es pura estrategia para seducirme? Me confesó
que es casado y que tiene dos hijos. Ayer empecé a tomar clases de modelaje pero
las prácticas son extenuantes. Termino rendida y con la cara maquillada como
una máscara. Parece que funcionó propagar que soy novia del fotógrafo porque
nadie me molesta. Aunque me ven con suspicacia pensando soy su concubina.
Ángelo es atractivo pero no me conviene un hombre casado. Es alto, fuerte y practica deportes. Ha sido honesto al decirme que tiene una familia. Me sugirió
inscribirme a un gimnasio para mantenerme delgada. Ahí un profesor selecciona mis
alimentos y adiós a los dulces y chocolates. Nada de grasas saturadas ni de comida
chatarra. No sé si podré aguantar esta dieta, ¡con lo tragona que soy! Me
levanto a correr todas las mañanas y me miro frente al espejo. “Tienes que aprender
a caminar de puntitas. Una modelo debe ser elegante”, repite el mentor.
30 de junio, 1944
Hace días que no viene a verme el
fotógrafo. Tal parece que la tierra se
lo tragó. Es natural, sus obligaciones como esposo lo reclaman. Sigo tomado clases y asistiendo al gimnasio. En
cada sesión me toman como 500 fotos. “¡Sonríe sensualmente!", “¡Nunca mires
a la cámara!", “¡arréglate el pelo!”. Qué lata, pero tengo contrato de
exclusividad y por hoy me pagan sin trabajar. Total, lo que menos me importa es
posar desnuda. En la academia todas somos novatas pero hay envidias y malas
voluntades. Hoy se presentó una nueva a la que apodan: “la bomba", y se
murmura que es prostituta. Quiere ser una top model pero se viste y maquilla
exageradamente. Es morenita, de ojos verdes, y tiene un cuerpazo. Me sonrió con
simpatía y creo que nos caímos bien. Me saludó al estilo texano:
"¡Eh güerita!, ¿probando suerte en las pasarelas? Llámame Amirka, soy de
Dallas, Texas". Me invitó a comer y
comentó que estudia psicología en la universidad. Trabaja como masajista, para
mantener su carrera, pero aclara: "No te confundas chica, yo hago mi
trabajo, pero si me gusta el tipo me acuesto con él. Por supuesto, ¡eso le cuesta
mucho dinero! ¿Para qué quieres un cuerpo bello si no vas a
utilizarlo?", concluyó.
10 de julio, 1944
Ángelo me llevó en su auto a la escuela y le conté de mi amiga Amirka. Me dijo que tuviera cuidado y
quiere conocerla. "Necesitas relacionarte pero debo cuidar tu círculo de
amistades. En dos meses estarás lista para las pasarelas". Se comporta
como un caballero pero creo que trata de manipularme sutilmente. Me atraen los
hombres fuertes que hablen con la verdad. Me aconseja y ayuda en todo lo que
puede. No me enamoraré de él aunque sea
guapo. Los hombres no merecen ninguna
consideración. En las noches no puedo evitar acordarme de mi marido. Extraño sus
besos y su cuerpo bien formado. Todo mi ser reclama la presencia de un hombre.
Deseo amar y ser amada. Mañana iré al cine con Amirka a ver una película de
Johny Westmuller, “el hombre mono”, se exhibe con un taparrabo en su película “Tarzán”,
que es todo un éxito.
28 de julio, 1944
Amirka, es simpática pero demasiado
ambiciosa. Me contó que un productor de cine le propuso hacer una película
porno. --¿Qué es eso? Le pregunté. Me dijo: "¡No seas ingenua mujer! Son
películas para caballeros de hombres y mujeres haciendo el amor. Te pagan miles
de dólares por una hora de acción. Una cantidad que no ganaría nunca como
masajista. Estoy pensando seriamente en aceptar la propuesta. Lo que gano en un
mes me lo pagarán en un día fingiendo orgasmos. Total, la reputación a mí no me
da de comer. Haré lo que sea necesario para triunfar. ¿Te gustaría acompañarme
el próximo domingo a hacer un casting?". Casi me da un infarto cuando me
pidió acompañarla. Si posar desnuda me costó el matrimonio por fingir orgasmos
me llevarán a la cárcel. --No, gracias, -le contesté- pero acostarme con
desconocidos no me atrae. Me impresiona su audacia para perseguir sus sueños.
Me conformo con ser modelo y ganar lo necesario.
5 de agosto, 1944
La vida cotidiana es demasiado monótona.
Llevar un diario me sirve de catarsis. No sé que sería de mí si no estudiara en la academia.
Después de clases nos vamos a caminar con Amirka. Otras veces vamos al teatro o
conversamos en un café sobre cualquier tema. Me contó que tiene novio y que es un tigre en la cama. Almuerzo y como fuera de casa. Duermo bien, leo
mucho, y trato de plasmar mis sentimientos en poemas. Estoy leyendo una novela
romántica que me fascina: “Madame Bobary”, y me identifico mucho con el personaje
femenino. No se arredra ante nada para obtener poder y riquezas. Con la
literatura podemos asomarnos a otros mundos. Conocer ambientes, situaciones y
personajes admirables. En la mañana antes de irme a la escuela anoté: “La vida
es una aventura fascinante/ dulce como la miel y dolorosa al mismo tiempo/ dos
mundos contrapuestos que se mezclan y confunden/ La felicidad y el sufrimiento,
cabos sueltos de la existencia”.
Mi reloj marcaba las 12 PM en punto. Era hora de pasar a recoger a Marilyn. Muy a mi pesar tuve que cerrar el diario. Lo metí en un maletín para entregárselo a la actriz. Quizá en la ciudad colonial me permitiera seguirlo leyendo. Sentía vivamente la emoción de la aventura.
Mi reloj marcaba las 12 PM en punto. Era hora de pasar a recoger a Marilyn. Muy a mi pesar tuve que cerrar el diario. Lo metí en un maletín para entregárselo a la actriz. Quizá en la ciudad colonial me permitiera seguirlo leyendo. Sentía vivamente la emoción de la aventura.
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