José de Cádiz
Como todos sabemos el periodismo en México no vive
su mejor momento. Para poder ejercerlo
se necesitan valor y amor a la
profesión. Cada año los medios lamentan
muertes y secuestros de comunicadores.
Por lo tanto, sugiero que deben
andar armados los periodistas. No me refiero nada más a armas físicas sino
también espirituales.
Actualmente, cualquier reportero se puede enfrentar
al mundo del hampa. No solo a los
delincuentes comunes, sino también a los de cuello blanco, que resultan más
peligrosos aún. Así, por Ej., cuando matan a un periodista sucede lo
siguiente: protestan ruidosamente los medios, algunas desangeladas manifestaciones, se gritan
consignas, se beben un vaso de agua, y se van a casa los aludidos. ¿Piensan que así encontraran justicia y podrán frenar
la ola de homicidios? ¡Por supuesto! Y será mejor que dejen de soñar.
Porque no les temen ni respetan su profesión quienes
los sobornan y me refiero a los periodistas chayoteros. Reporteros, directores, o conductores de Tv,
se han ganado a pulso ese desprecio por vender su información al mejor postor. Un
buen porcentaje de ellos viven del embute de funcionarios o empresarios quienes les pagan por su silencio o para que los elogien. Para informar lo
"conveniente" y que no enloden su nombre. No importa que hayan cometido fraude, homicidios, o traición a la Patria.
Los medios saben callar y tergiversar la verdad cuando les
conviene. En mi tierra les dicen
m-e-r-c-e-n-a-r-i-o-s.
Es justo decir que el periodismo siempre
ha sido mal pagado. Tal vez por eso en un
momento dado los periodistas sucumben al soborno. A menos que pertenezcan al selecto grupo de
conductores de Tv famosos que también suelen venderse. En México todos los conocemos, como también a periodistas éticos que aman su profesión. Podríamos hacer una lista de ellos pero creo que no es necesario.
He aquí diez recomendaciones prácticas para enfrentar el peligro:
1.- Los periodistas deben ejercer y mantenerse a
buen resguardo con un arma aunque parezca risible. Un gran
número de ellos viven en riesgo constante. Andar a la expectativa cuando reciben
amenazas y con frecuencia deben renunciar
a sus reportajes para conservar la vida. Necesitan una actitud más combativa y desafiante.
2.- Deben
organizarse firmemente por
Estados, pero no para asistir a comidas, ni para recibir sobornos, sino para
protegerse en casos de suma emergencia. Comunicarse entre sí cuando desaparezca un colega. Actualmente, solo protestan débilmente, cuando
asesinan a un compañero, pensando en quién será el próximo.
3.- Deben honrar su profesión con responsabilidad y una firme convicción. Sean egresados de
universidades o improvisados. El amor a la verdad y afán de justicia debe
ser una premisa. No sucumbir ante
amenazas e intentar defenderse con la palabra y con lo que se pueda. Debe ser angustiante vivir en constante peligro pero son gajes del oficio.
4.- Una
profesión tan noble debe priorizar el amor a la verdad por encima de intereses. Que el sueldo no sea motivo de preocupación cuando
se ejerce con excelencia. Dice la biblia: “El
salario es de acuerdo al trabajo”. Los caminos de la recompensa
son múltiples. La misericordia de Dios es infinita.
5.- Es
verdad que hay asociaciones internacionales que solo sirven para obtener una
credencial y no para protegerlos cuando es necesario. Hasta ahora no han podido frenar la
ola de homicidios en México. Toda estrategia debe ser ingeniosa y versátil. Se necesita imaginación para conservar la vida.
6.- Es ingenuo pensar que un periodista pueda ejercer
su trabajo sin protección. Quienes piensen así están bien equivocados. Si los
mandan a Venezuela o Egipto deben ir adiestrados para cualquier emergencia y eso incluye portar un arma. En un país convulsionado todo puede suceder. Conocer defensa personal y tener una constante preparación. Y como sé que a estas alturas estarán pensando que estoy loquito pues ahí la dejamos.
7.- Por supuesto hay formas de protegerse
menos prácticas o violentas. La oración
y meditación suelen obrar maravillas en la vida de un ser humano. Quién cree en Dios y lee la Biblia sabe que está protegido de adversarios. No lo digo yo sino Salmos y Evangelios.
Claro que se necesitan una fe bien arraigada y convicción en las leyes divinas.
A estas alturas me estarán leyendo los comunicadores
con sarcasmo. Pero mantengo firme mis convicciones. Se necesita humildad para escuchar
sugerencias y obtener sabiduría.
Ante la ola violenta es mejor hacer algo, por nimio que parezca, que cruzarse de brazos. La creatividad y la fe mueven montañas.
8.- En todas las épocas hubo profesiones peligrosas y perversidad superlativa. El sentido común
dice que hay que mantenerse a buen resguardo. Los periodistas suelen ser confiados o temerarios. Si denuncian vicios o aberraciones su obligación es protegerse.
No tomar partido en ningún conflicto siendo honestos. Tarea muy difícil para cualquier comunicador.
9.-
Considero que tanto gobernantes, empresarios, y público en general,
respetan al periodista que honra su oficio y lo ejerce dignamente. Que no se vende al mejor postor. Los Ej., sobran en México y son ampliamente conocidos. La mayoría de los directivos reciben fuertes sumas por
"concepto de publicidad". Reporteros que se dejan sobornar para callar o maquillar la verdad. Así nunca
pasarán de pericos perros. La
mediocridad no se lleva con la excelencia.
Está claro que cada profesional brilla con luz propia.
10.- José
Vasconcelos dijo respecto a comunicadores sin ética: “Las plumas vendidas no vuelan alto",
refiriéndose a mercenarios de la información.
Tal como lo ejercen actualmente dos televisoras en México. La sociedad las tiene perfectamente
ubicadas. Los periodistas que han
trascendido son pocos: Francisco Zarco, Fernández
de Lizardi, Gutiérrez Nájera, Manuel Payno, Ignacio Manuel Altamirano, solo por mencionar algunos. Nos dieron claro ejemplo de periodismo ético
y su nombre nunca será olvidado.
Obviamente, en este mundo es más fácil ser corrupto que sincero.
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