lunes, 9 de noviembre de 2015

ESCUELA DE PROVERBIOS II





La sabiduría como maestra:


La sabiduría educa a sus hijos y cuida a los que la buscan.  El que la ama, ama la vida, se llenarán de alegría los que madrugan para buscarla.  El que la adquiere herederá la gloria, vaya donde vaya, lo bendecirá el señor.

Los que la sirven, rinden culto al Santo, los que la aman, son amados del señor.  El que la escucha, juzga a las naciones, el que se dedica a ella, vivirá seguro.  Quien confía en ella, la recibirá en herencia, sus descendientes la poseerán por siempre.







Porque al comienzo lo lleva por caminos difíciles, le infunde miedo y temblor, lo purifica con sus disciplina hasta que pueda confiar en él y lo pone a prueba con sus exigencias.  Pero en seguida regresa a él, lo colma de alegría y le descubre sus secretos.  Pero si él se desvía, lo abandona y lo entrega a su propia tumba.






Búsqueda de la sabiduría...


Hijo, busca la instrucción desde tu juventud, y aún siendo viejo tendrás sabiduría.  Cultívala como quien ara y siembra, y espera sus generosos frutos.  Al cultivarla trabajarás un poco, pero pronto saborearás sus productos.





Es tarea ardua para los ignorantes, carga insoportable para el necio; como pesada piedra lo oprime, y no tarda en quitársela de encima.  Pues la sabiduría hace honor a su nombre y no se manifiesta a muchos.





Escucha, hijo, acepta mi parecer, no rechaces mi consejo: mete tus pies en sus cadenas, y tu cuello en su argolla; doblega tu hombro y llévala, no te molesten sus ataduras; acércate a ella con toda tu alma, sigue sus caminos con todas tus fuerzas; sigue su rastro y búscala, ella se te manifestará; una vez que la consigas, no la sueltes.

Porque al fin encontrarás en ella descanso, y se convertirá en tu alegría; sus cadenas serán para ti un estandarte, sus argollas un vestido de gloria; adorno de oro será su yugo, sus ataduras cordones de lino; te la vestirás como túnica de gloria, como corona de honor te la colocarás.





Si quieres, hijo, serás instruido, si eres dócil sabrás desenvolverte; si sabes escuchar aprenderás; si pones atención, te harás sabio.  Frecuenta la compañía de los ancianos; si ves un sabio, júntate a él.  Escucha con gusto toda palabra que viene de Dios, no se te escapen los proverbios inteligentes.





Si ves a un hombre sensato, corre hacia él, que tus pies desgasten el umbral de su puerta.  Medita los mandamientos del señor, estudia sin descanso sus preceptos.  El afianzará tu corazón y te dará la sabiduría tan deseada.







ECLESIÁSTICO: Un buen maestro educa a sus jóvenes discípulos. No instruye solo su inteligencia, pretende también enseñarles a resolver los problemas prácticos que encontrarán a lo largo de su vida.  Su objetivo: que aprendan a ser felices aprovechando las sabias orientaciones de sus mayores.  El libro Eclesiástico constituye el ejemplo más completo de la literatura sapiencial de la Biblia.




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