martes, 21 de octubre de 2014

CONCURSO DE BAILE


¡A Bailar!





 



José de Cádiz




En Veracruz son famosos los concursos de danzón.  Los grandes salones anuncian en llamativos carteles y luces de neón las bases de certámenes.  La gente practica y disfruta con el fin de ganarse atractivos premios.  Pero el más interesante es el que se realiza en el Parque Zamora, en honor a este ritmo de origen cubano.




Un baile que sigue vigente entre jóvenes y viejos.  A México llegó desde 1890, pero se popularizó en 1930.  El 14 de febrero, día del amor y amistad, se lleva a cabo el primer concurso de baile en el puerto.  Marina, una chica de 23 años participará con su novio Román.  Doña Lupe, tiene 65 años y también desea participar, el problema es que no tiene pareja y tendrá que abocarse a la tarea de encontrarlo.




Dorita, tiene doce años y está loca por participar.  Todos tienen planes de qué harán con el premio: 50 mil pesos.  Marina, dice que los utilizará para su próxima boda.  Doña Lupe, necesita dinero para costearse una cirugía plástica que le devuelva a los laureles de la juventud. Dorita, dice que el premio lo utilizará para comprarle un auto a su papá.

Doña Lupe, está desesperada por carecer de pareja y el concurso es para el próximo domingo. Recorre cafés y salones en busca de un magnífico bailarín. Dorita, participará con su abuelo, Don Chema, un viejito que es el orgullo de la familia.  Don Chema, ha ganado 14 premios internacionales como bailarín de danzón. ¡Qué bárbaro de viejito!




Por fin llega el tan esperado día del certámen. El Parque Zamora se encuentra a reventar. Hay orquestas, marimbas, serpentinas, y confeti.  30 parejas participantes, todas muy hábiles y entusiastas.  La mitad de los concursantes son personas de la tercera edad.  Sombreros y trajes típicos se conjugan en una estampa colorida y armoniosa.  

El jurado lo conforman artistas del puerto: Pintores, trovadores,y poetas. Doña Lupe, por fin se consiguió un borracho al que tuvo que alimentar durante dos días para reanimarlo un poco.  Dorita, luce radiante y presume a su abuelito. Marina, y su novio, no pueden ocultar su amor y esperanzas.





Esta vez será un concurso maratónico.  No habrá eliminatorias preliminares y se tomarán en cuenta: Resistencia, estilo, innovación, y vestuario de cada concursante.  Todos bailarán con todos, con marimba y orquesta.  Al final el jurado anunciará a la pareja ganadora.  Es permitido echarle porras a sus preferidos en un ambiente de jolgorio.

El danzón es una música enervante que nos transporta.  Quien lo baila se olvida del mundo que lo rodea.  Fácilmente se puede transformar en adicción o deporte.  El concurso inicia a las diez de la noche y hay un ambientazo tremendo.  Todos los asistentes lucen sus mejores galas.





¡Qué parejas tan acopladas! ¡Qué maneras de bailar de los veracruzanos! "Nereidas", "Champotón", "Teléfono a larga distancia", hacen las delicias del público aficionado. Los concursantes se sumergen en un sopor embriagante que no les permite percatarse del tiempo.  

A las doce de la noche el público ofrece agua a los participantes que siguen ¡baila que baila!  Don Chema, la música lo reverdece, ¡cuanta resistencia con su traje blanco! ¡Qué donaire y movimiento de caderas! Mientras que Dorita baila graciosamente con su vestido floreado.

Doña Lupe, también se luce y está segura de llevarse el premio con el borrachín. Marina, y Román, sonríen con seguridad pensando que la juventud se impondrá en aquel certamen. Las tres parejas bailan estupendamente.  

Pero tiempo y destino tienen sus propios designios.  A la una de la mañana se desata una tormenta, como última prueba a los participantes.  El chubasco moja completamente al público y concursantes.  Los bailarines continúan sin tregua sabiendo que está en juego su resistencia y estilo .  Los músicos desde un templete arengan a los concursantes a continuar.  ¡El público sigue aplaudiendo y echando vivas a sus predilectos!  Sin embargo la resistencia de los mismos comienza a flaquear.

Ante los ojos atónitos de los presentes, Marina se desploma y no precisamente por cansancio, sino porque está embarazada.  Su novio no sabe qué hacer y mira a todos lados desesperado y con sentimientos de culpa. Pronto sacan a Marina en una camilla rumbo al hospital.  Román, la sigue sumiso y triste pues sabe que el premio se le escapó.

Transcurridos 15 minutos también se desmaya el borrachín de doña Lupe.  La señora trata de reanimarlo con fuertes golpes en la espalda, le grita para que continúen, le da respiración de boca a boca. Todo inútil, su pareja está noqueada y más tiesa que una paleta.  Doña Lupe, sale de la pista refunfuñando. 

Poco a poco el resto de los concursantes abandonan la contienda completamente agotados.  Las intenciones de llevarse el premio se las lleva la tormenta.  Mojados y derrotados continúan observando a los que aún quedan en la pista.  Entre ellos Dorita y su abuelo.

¡Los finalistas han bailado durante tres horas y media!  Ninguno abandona la ilusión de llevarse el premio. Saben que su prestigio crecerá y se niegan a probar la derrota.  Nadie ignora que solo habrá una pareja triunfadora...  Una sola nada más.

Por fin a la 1:30 de la mañana el jurado anuncia a la pareja ganadora. La lluvia ha amainado un poco.  No lo pueden creer los presentes.  ¡Don Chema y Dorita se llevan el primer lugar! El público aplaude a rabiar gritando muy entusiasmados.  Piden por micrófono que suban al estrado los dos ganadores.  

Dorita, se siente flotar entre nubes y repite a su abuelito-: ¡Ganamos abue, ganamos! Lo abraza y besa efusivamente.  Don Chema le dice sonriente que suba ella solita a recoger el premio.  Dorita, sube corriendo al estrado y viene otra nutrida lluvia de aplausos.  

Dorita no puede ocultar su orgullo.  El jurado felicita a la niña y pide un fuerte aplauso para don Chema.  El anciano observa emocionado a su nieta y le sonríe desde lejos con su sombrero en alto.  De pronto, don Chema se toca el corazón y ante la mirada atónita de los presentes se desploma.  El ganador yace en el suelo completamente inerte.

Una multitud se arremolina en torno al anciano.  Voces histéricas se escuchan gritando -: ¡Está muerto! ¡Está muerto! Ya no había nada que hacer. Un infarto coronó su gran esfuerzo para darle un último regalo a su nieta.



    




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